lunes, 1 de septiembre de 2008

ENTREVISTA a Carlos Antonio Aguirre Rojas


Historia a contra pelo

por Gualberto Díaz González

sociólogo, profesor de la Facultad de Sociología, Universidad Veracruzana, Sistema Escolarizado y Sistema de Enseñanza Abierta



Historia a contrapelo

Entrevista a Carlos Antonio Aguirre Rojas

Entrevista realizada en las instalaciones de Radio Universidad Veracruzana al doctor Carlos Antonio Aguirre Rojas, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, a propósito del curso: “La teoría de la larga duración y el análisis de los sistemas-mundo, dos claves para entender a la América Latina y al México actuales”, que ofreció en la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana en el mes de mayo de 2008.

El movimiento zapatista mexicano se inscribe en las luchas de larga duración, pero ¿de qué manera podríamos visualizar el movimiento actualmente?

Creo que es una pregunta fundamental, porque el neozapatismo mexicano forma parte de una familia de nuevos movimientos antisistémicos radicales que pueblan hoy la geografía de América Latina. Vale subrayar una cosa, hoy América Latina se encuentra en el frente de vanguardia de las luchas antisistémicas de todo el planeta. Qué quiere decir esto, que las luchas más avanzadas en términos de organización, demandas, discursos, estrategias políticas, se están desarrollando en el semicontinente Latinoamericano. Para ubicarlo en perspectiva, diríamos que el frente de vanguardia de la revolución mundial en 1920 estaba ubicado en la Unión Soviética: el intento de crear por primera vez en la historia humana una sociedad no capitalista. Corriendo rápidamente la película podríamos decir que 50 años después, en 1970 el frente de vanguardia de la lucha antisistémica mundial se encontraba en la China comunista de Mao: la revolución cultural China. Y desde los últimos quince o veinte años ese frente de vanguardia de la lucha antisistémica mundial se ha desplazado a América Latina: los Sin Tierra de Brasil, las comunidades indígenas más radicales de Ecuador o de Bolivia, el movimiento de los piqueteros argentinos y el neozapatismo mexicano, son movimientos realmente antisitémicos. Pero los zapatistas, antes que todos ellos, abrieron el espacio de visibilizacion de estos movimientos que han empezado a ser reconocidos fuera de América Latina.

¿Cómo podríamos representar el impacto de la lucha zapatista a 14 años de su levantamiento armado? ¿Como podríamos ver su vigencia?

No hay duda que en México la caída del PRI, el régimen de partido de Estado que duró 71 años en el poder, se la debemos a la irrupción neozapatista. No fue en realidad el PAN quien derrotó al PRI en el año 2000, tampoco fue el PRD, sino el conjunto de consecuencias políticas de la población mexicana, contradicciones sociales generadas a partir del neozapatismo, determinó el desmantelamiento de las bases del régimen de partido único y abrió espacios. Pero desde el año 2000 los gobiernos del PAN han sido tan corruptos y neoliberales como los del PRI.

Los movimientos indígenas en Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, existían antes del primero de enero de 1994, pero tenían en general una posición defensiva y una proyección local; en cambio, justo a partir de que los zapatistas se levantan, replantean el papel de los pueblos indígenas no solo en México sino en el mundo. A partir de 1994 la ONU misma empieza a hacer comisiones para estudiar a los pueblos indígenas. La carta de derechos de los pueblos indígenas es un intento de mediatizar, desde arriba, el protagonismo de los pueblos indígenas que, insisto, se están haciendo más visibles en el mundo pero sobre todo en América Latina.

También habría que abonarle al neozapatismo el hecho de generar una especie de modelo universal de funcionamiento para los nuevos movimientos antisistémicos, en términos organizativos, discursivos y de estrategias. El movimiento más avanzado hoy en Brasil son los Sin Tierra; en Argentina es el movimiento de los sin trabajo; y los indígenas mexicanos se han definido como un movimiento de campesinos, los sin ciudadanía, sin derechos, sin reconocimiento de su identidad. ¿Por qué subrayo esto? Porque ahora la protesta social no está viniendo de los centros del sistema, sino de sus márgenes; la gente que está siendo excluida por las políticas neoliberales, la gente que este capitalismo en su fase terminal desecha, es la que ahora se organiza para impugnar. ¿Quiénes están creando uno de los movimientos catalizadores y fundamentales en Estados Unidos? Los migrantes, los que no tienen reconocimiento, los sin ciudadanía y sin derechos en Norteamérica. ¿Quién está siendo un catalizador fundamental en Europa? Los habitantes de los suburbios parisinos, que estuvieron a punto de convertirse en un movimiento europeo; son los sin reconocimiento por razones de racismo, los excluidos del espacio de la sociedad francesa y de la sociedad europea, quienes están funcionando también como un modelo organizativo, de modos de relacionarse con la sociedad civil.

El zapatismo se plantea preguntas de carácter universal, desde la perspectiva de Immanuel Wallerstein, por lo que exige respuestas universales, o ¿por qué ha impactado el zapatismo en varias regiones del planeta, cómo se vincula con las demás luchas, por qué en Europa lo miran como vanguardia?

Debemos preguntarnos que luchas sociales, movimientos de protesta, ha habido pocos a todo lo largo y ancho de la historia, pero ¿por qué ciertos movimientos alcanzan una difusión mucho más amplia en la opinión mundial, con repercusiones que trascienden su ámbito local? Wallerstein pone tres ejemplos en el siglo XX: el movimiento de Gandhi en la India se convirtió en un modelo y en un movimiento que no solo tenía impacto a nivel de la india sino a nivel mundial; el movimiento de Nelson Mandela y el Congreso Nacional Africano no sólo tenía relevancia para Sudáfrica o para el continente africano sino para el planeta en su conjunto; y lo mismo le ha sucedido recientemente al movimiento neozapatista al grado que, dice Wallerstein, las figuras de Gandhi, Nelson Mandela y el subcomandante Marcos son como una suerte de iconos mundiales de la lucha y la protesta antisistémica. Y la pregunta que se hace el propio Wallerstein: ¿por qué?, la respuesta va en el sentido que lo planteabas hace un momento, que estos movimientos, a diferencia de otros, han logrado plantear preguntas de carácter universal a través de conflictos locales y lograr dimensión universal al proponer respuestas universales. El movimiento de Gandhi se convirtió no en un movimiento por la independencia de la India sino en un movimiento en contra de todo colonialismo en el planeta, por eso los pueblos que luchaban en contra de la opresión colonial veían un modelo en la lucha de Gandhi; el movimiento de Nelson Mandela y del Congreso Nacional Africano no solamente luchaba contra el Apharthei en Sudáfrica, sino contra toda forma de discriminación racial en el planeta y entonces empezó a tener seguidores y ecos en el propio Estados Unidos, donde el racismo es extremo; y los neozapatistas también han logrado convertir una lucha indígena en una lucha de los sectores excluidos del planeta, y en ese sentido es una lucha anticapitalista de quienes la propia lógica de reproducción del sistema va dejando fuera. Al plantearse la dimensión universal de los problemas que enfrenta y al darle respuestas universales, la lucha contra el colonialismo, la lucha contra el racismo y, en el caso de los neozapatistas, la lucha contra toda forma de exclusión social, les da una dimensión universal que los vuelve planetarios.

Hablemos ahora de la Otra Campaña, la iniciativa política que lanzó el EZLN en el 2006. A dos años de su inicio ¿cómo podríamos ver en lo cotidiano la presencia de este movimiento social?

La iniciativa de la Otra Campaña muestra la generosidad del movimiento neozapatista. Cuando lanzaron la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y plantearon la Otra Campaña dijeron: “para todos todo y para nosotros nada”. La Sexta Declaración es la prueba de afirmación de los neozapatistas, que han logrado construir en Chiapas un experimento social extraordinario. Cualquier persona que va a los Caracoles y ve la manera en que funcionan sus Juntas de Buen Gobierno y convive y se queda dos, tres semanas, un mes, tres meses, trabajando en las comunidades, ¿de qué se da cuenta?: de que ahí se gesta un mundo nuevo no capitalista, donde no rige la lógica económica, de lucro y de obtención de la mayor ganancia, sino una lógica de economía solidaria, donde no funciona el individualismo posesivo de decir quítate tú para ponerme yo, de afirmarme yo aplastándote a ti, sino una lógica de fraternidad, de resolver los problemas entre todos; si salimos adelante será un nosotros colectivo no un yo. También llevan a cabo proyectos pedagógicos donde los profesores dicen: “yo no soy el que lo sabe todo y los alumnos no saben nada”; porque “yo soy un simple compañero de los niños y juntos como colectivo aprendemos cosas nuevas”. Ahí las relaciones de género se están trasformando de manera radical; las mujeres no ven como enemigo al hombre a pesar de que saben perfectamente la opresión que ellas sufren en este sistema, y dicen: “el hombre es tan víctima del capitalismo como nosotras y lo que tenemos que hacer es acabar con estas relaciones injustas de género luchando contra su matriz que es el capitalismo”.

Si los indígenas neozapatistas fueran egoístas podrían haber dicho: en Chiapas tenemos una presencia social indudable, una fuerza y un poder real, podemos vivir así quince, veinte, treinta, cincuenta, doscientos años y nos olvidamos del país, pero la Sexta Declaración dice:: “estamos dispuestos a arriesgar todo lo que hemos logrado (y todo lo que hemos logrado quiere decir el experimento de los Caracoles) para que nuestro país cambie”/ “nos hemos dado cuenta de que nosotros no podemos vivir en un mundo maravilloso de los Caracoles mientras nuestro país se cae a pedazos”. Y arriesgan todo lo que han logrado en 14 años a escala local para tratar de promover un movimiento que transforme todo México.

La opinión que se ha estado difundiendo en los medios de comunicación en general, de que la Otra Campaña no logró pegar, que está en proceso de declive, es una mentira total. La Otra Campaña está creciendo vigorosa y tiene cada vez más fuerza. Que un movimiento y una iniciativa hayan logrado en solo dos años montar una red de movimiento a escala nacional con quince mil adherentes (y un adherente puedo ser yo o puedes ser tú, es decir, individuos, pero también un adherente es la organización de colonos que tiene 3 mil miembros), una red solidaria de intercambio y experiencias, de búsqueda y de construcción, desde abajo, un programa nacional de lucha en dos años, me parece un logro fantástico. Soy muy optimista en ese sentido porque creo que la Otra campaña está fortaleciéndose, está cobrando fuerza que ya les empezó a meter ruido a las clases gobernantes. Precisamente porque se dieron cuenta de lo exitosa que estaba empezando a ser la Otra Campaña desataron lo que pasa ahora en Chiapas, un escalamiento de la guerra que ha sido documentado por organizaciones no gubernamentales y derechos humanos. Hay que volver a repetirlo: el 70% de los efectivos de los que dispone el ejercito mexicano está hoy acantonados en Chiapas, y el 30% está en el resto del país. Chiapas vive bajo un estado de sitio permanente, pero lo más grave es que en los últimos meses se han estado reposicionando los campamentos militares, se han incrementado los que se llaman “grupos de respuesta inmediata”, se preparan escenarios de guerra. Si no salimos a la calle, si no denunciamos públicamente esto, si no tomamos acciones, podemos vivir no una revisión de Acteal 10 años después, sino un Acteal cuadriplicado. Creo que el gobierno de Felipe Calderón ha estado incrementando esta presión y hostigamiento contra las comunidades zapatistas para detener el crecimiento de la Otra Campaña, y de alguna manera lo ha logrado, porque el plan que tenía los zapatitas de volver a recorrer el país desde finales del año pasado tuvo que ser detenido. Los compañeros tuvieron que replegarse por el momento. Ahora están decidiendo estrategias inteligentes para confrontar este escalamiento de la guerra y seguramente muy pronto nos plantearán nuevas iniciativas, pero el papel nuestro es denunciar este escalamiento de la guerra.

Cuando los zapatistas se preocupan por el conjunto del país y no solamente por su localidad, de la misma manera se están preocupando por el mundo entero, porque saben que una parte no se puede cambiar si no se cambia el todo, ¿es la cuestión de los sistemas-mundo a lo que se refiere Wallerstein?

Claro, esta observación es muy importante. Ellos dicen: por el momento la Otra Campaña es a escala de México, pero hay que recordar que junto a la Sexta Declaración se abrió la Sexta Internacional. Los zapatistas tienen conciencia: cuando se logre cambiar las cosas de manera radical en México, cuando repartamos la riqueza de manera equitativa, cuando instauremos un gobierno de mandar obedeciendo, la tarea que queda es plantearnos el problema Latinoamericano y luego el mundial, o como ellos dicen: “para articular luchas que se están dando en toda América Latina, vincularnos con lo que está sucediendo en Estados Unidos, queremos saber qué cosas se están desarrollando en Europa”. Tienen claro que cualquier lucha a nivel local o nacional sólo se puede decidir a escala global, y entonces quieren contribuir desde México a una lucha que al mismo tiempo se desarrolle en Brasil, Argentina, Europa, Rusia, Asia.

Qué pasa en el escenario político actual, en relación con la demanda de que Pemex no se debe privatizar: ¿existe un movimiento social en la defensa de Pemex o es una movilización coyuntural?; ¿cómo podíamos distinguir estos dos términos que muchas veces se confunden y se malinterpretan?

Cuando hablamos de movimientos sociales se confunden muchas cosas y creo que Inmmanuel Wallerstein ha tratado de aclarar esto, pero no solamente él. Una movilización social tiene un objetivo limitado y puntual, a diferencia de lo que es un movimiento organizado, estructurado, con objetivos inmediatos y mediatos, que eventualmente pueden coincidir con los de una movilización, pero tiene objetivos de mediano y largo plazo. En ese sentido, creo que el movimiento que Andrés Manuel López Obrador está tratando de gestar es más bien una movilización en defensa del petróleo. Estuve en otra entrevista y me preguntaban esto y creo que cualquier mexicano bien nacido se opone a estos procesos neolibelares de privatizar Pemex, pero desde la Otra Campaña, en mi opinión, tendríamos que darle vuelo y amplitud al análisis porque lo que tendríamos que preguntarnos es: Ok, logramos que Pemex siga siendo propiedad estatal”, pero el problema es quién controla hoy el Estado mexicano; estamos defendiendo la propiedad estatal en contra de este gobierno entreguista de Felipe Calderón que quiere privatizar para enriquecerse él, pero pongamos el caso de que el día de mañana hubiese un grupo neoliberal moderado, como el grupo de Andrés Manuel López Obrador, ¿estamos defendiendo la propiedad del petróleo mexicano para que un sector de la burguesía más nacionalista sea quien lo usufructúe? Yo creo que nosotros tendríamos que decir: “claro que nos oponemos a la privatización, pero lo que quisiéramos es que el petróleo sea nuestro, manejado por un Estado que mande obedeciendo”, y plantear cosas concretas: ¿dónde están los beneficios enormes que se están obteniendo hoy del petróleo?, ¿en qué deberían de usarse? Deberían de usarse en gasto social, más escuelas, hospitales, subirle el salario a la clase obrera, pagarle decentemente a los profesores de las universidades, incrementar la investigación científica. Eso no lo va a hacer Felipe Calderón y tampoco lo haría un gobierno eventual de López Obrador, entonces, nosotros estamos en contra de la privatización de Pemex pero no nos basta defender la propiedad estatal del petróleo, tenemos que ir más allá.

El movimiento de López obrador ha encauzado los sentimientos de agravio acumulados históricamente en los mexicanos, los ha encauzado justamente para quitarle el detonador a la granada, es decir, para mediatizar. ¿López obrador de ninguna manera pretende un cambio a la manera de los zapatistas?

Aquí hay que recordar una cosa: López Obrador cuando fue entrevistado y le preguntaron: ¿que cosa es lo que usted quiere hacer?, respondía claramente: “yo no voy a alterar los equilibrios macroeconómicos de nuestro país”. ¿Qué quiere decir no alterar los equilibrios macroeconómicos? Quería decir que no iba a romper con las políticas neoliberales que hemos estado padeciendo los últimos veinte años. Y hay que decir entre paréntesis, él mismo estaba bastante atrasado al respecto, porque ahora el presidente del Banco Mundial y el vicepresidente del Fondo Monetario Internacional están criticando el neoliberalismo al decir que sus políticas quizá no fueron tan buenas, que crearon demasiada pobreza, que acentúan el conflicto social.

Y el propio López obrador ha sido el primero que ha matado la posibilidad de convertir la movilización que hubo en contra del fraude electoral en un verdadero movimiento, porque la gente en el fondo se ha desilusionado mucho. La gente frente al fraude electoral estaba dispuesta, y lo decían sus propios asesores que llegaron a plantear a López obrador: “cerremos la ciudad de México”. Y la ciudad de México es muy fácil de paralizar porque está conectada con el resto del país solo por cinco carreteras. ¿Cuántas personas se necesitan para bloquear una carretera? Como nos lo enseñan los piqueteros argentinos y los indígenas colombianos, con tres mil personas tú paras una carretera y no pasa nadie. Claro, les mandan al ejército, pero los piqueteros no son tontos, cuando el ejército y la policía llegan, se repliegan y lo único que hacen es montar otra vez el piquete un kilómetro atrás, y si les mandan a la policía un kilómetro atrás se repliegan otro kilómetro y les mandan otra vez pero para eso ya dieron la vuelta y por detrás del ejército vuelven a instaurar el piquete. Eso se podría hacer muy fácil en México, bastarían 5 mil gentes para cada una de las carreteras; con 25 mil personas se puede paralizar el funcionamiento de la ciudad de México, y si hubiesen hecho eso habrían obligado a que se revisara voto por voto y casilla por casilla. Pero el propio López obrador no quiso: “no, no queremos derramamiento de sangre”, dijo.

También López Obrador se ha rodeado de una cantidad de personas que no tienen la menor credibilidad. Recuerdo cuando el desafuero, el orador era Porfirio Muñoz Ledo, la gente empezó a chiflar y a criticar y no lo dejaron hablar y Muños Ledo que llevaba preparado un discurso de 15 minutos tuvo que hablar 3 y callarse. Si la gente que rodea a López Obrador es Porfirio Muñoz Ledo y Manuel Camacho y Socorro Díaz y Jesús Ortega, ¿quién va a querer poner las manos de este país en ese grupo de gentes sin credibilidad política?

Se ha hablado mucho sobre la desvinculación de los problemas sociales con lo que se enseña en las aulas: lo que pasa en la calle y lo que se ve en clases. ¿A qué se debe esta desvinculación?.

Creo que el problema se inscribe en un horizonte más general y que Immanuel Wallerstein ha tratado de desarrollar: la crisis terminal del capitalismo. ¿Qué es lo que ha sucedido? Todos los estados en el mundo viven esto que los economistas llaman la crisis fiscal de los estados; porque ahora tienen menos recursos para atender sus tareas históricas: la seguridad como el monopolio de la violencia (pacificar y asegurar); la salud y la educación pública. Pero la educación y las universidades están en una crisis terrible porque cada vez más el Estado no las provee de recursos para que funcionen normalmente. Y si le sumamos a esto los procesos de privatización de la educación a nivel universitario... la universidad privada está peor, porque sigue una lógica de lucro, se venden los títulos como papeles al mejor postor.

¿Pero la universidad pública por que está en crisis? Además de que le recortan recursos al mismo tiempo se masifica, la demanda crece cuando la oferta disminuye, entonces un profesor que antes le daba clases a quince o a veinte estudiantes, y que podía tutorearlos en el buen sentido, podía con cada uno de ellos tener asesoráis, sugerir bibliografía, reunirse y apoyar a los que estuvieran atrasados; pero eso deja de ser posible cuando el mismo profesor en vez de dar clases a dos grupos, tiene que dar a cuatro, luego a seis y luego a ocho. y cuando sus grupos pasan de ser de veinte a cuarenta, a cincuenta, a setenta... Es lo que ha pasado en todas las universidades del mundo. Además los profesores tienen salarios muy bajos que no les alcanza, por lo que tienen que dar clases en dos universidades, en una pública y en una privada, o buscarse otros empleos para completar.

Es una catástrofe si a eso le sumamos las políticas perversas que el Estado mexicano está siguiendo en los niveles preuniversitarios. Hay que denunciarlo… me quedé impactado de que alumnos míos que estudiaron la carrera de historia ahora sean profesores en secundaria o en preparatoria de ciencias sociales y dicen que el Estado mexicano ha dicho que un profesor de cualquier materia no puede reprobar a mas del 5% de su grupo; si tiene 20 estudiantes tiene que pasar a 19 y, como una ley, solo puede reprobar 1. ¿Qué es lo que esto provoca? Que los niños pasan sin saber escribir bien, no saben leer un texto en el sentido de comprender lo que el texto está diciendo, no saben bien matemáticas, no saben bien geografía, no saben bien historia y, como se vuelve un régimen de simulación, entonces los niños llegan a primaria, a secundaria, a preparatoria y a la universidad sin tener una formación sólida, y no es culpa de ellos, es culpa de la Secretaria de Educación Publica que instaura este régimen de simulación para no reconocer el fracaso de su proyecto educativo.

¿De ahí la desvinculación de lo que el alumno recibe en la universidad con lo que está pasando en su entorno?

Claro, lo que está pasando en las universidades es una pérdida del sentido crítico, los estudiantes si a duras penas están mal aprendiendo las cosas, difícilmente pueden decir: los conocimientos que yo he adquirido en la universidad puedo retribuírselos a la propia sociedad ayudando a entender los problemas sociales que se viven. Aunque debo aclarar un punto, a pesar de todo los estudiantes mexicanos se mueven, no gracias a las universidades sino a veces a pesar de ellas, y tienen esa ansia de saber, se meten a Internet, se vinculan con algunos profesores (porque felizmente los sigue habiendo que, contra viento y marea, siguen introduciendo perspectivas críticas) y tratan de irse de viaje en plan de mochileros a Estados Unidos o se van a recorrer Guatemala y Centroamérica o de repente se suben en un barco y trabajando en él llegan a Europa y se pasan un año y vuelven y esos estudiantes son los que más iniciativa tienen, curiosamente, los que están vinculados a movimientos sociales, que de repente van a los Caracoles zapatistas, participan en la Otra Campaña, preocupados de lo que pasa en este mundo actual y de involucrarse seriamente para ayudar a cambiar las cosas.

Hay un silencio mediático sobre lo que está pasando hoy en Chiapas, ¿cómo podemos contrarrestar esto nosotros como ciudadanos de a pie, como profesores universitarios? ¿Existe realmente una sociedad civil que pueda preocuparse por lo que está pasando en Chiapas?

Creo que sí existe una sociedad civil nacional e internacional, pero justo como lo han dicho los propios neozapatistas, un poco en tono de broma, de que la sociedad civil mexicana es esa especie de señora medio caprichosa de comportamiento imprevisible. No me cabe la menor duda que fue la sociedad civil mexicana la que paró la masacre en Chiapas el 12 de enero de 1994, cuando fuimos un millón y medio de personas y llenamos el zócalo y dijimos no a la guerra y forzamos a Carlos Salinas de Gortari a declarar la tregua y a abrir el espacio de los diálogos de San Cristóbal; cuando la sociedad civil acompañó la marcha del Color de la Tierra; cuando llegaron los 1111 zapatistas; la consulta de los cinco mil delegados... creo que ha jugado un papel fundamental. Pero desafortunadamente la sociedad civil tiene este comportamiento cíclico, cuando hay una situación de emergencia se manifiesta contundentemente y a veces realiza un apoyo importante y logra incidir de una manera fundamental, pero no se ha logrado que esta sociedad civil adquiera una estructura orgánica y participativa y, en ese sentido, que esté constantemente presente, no solo en situaciones de emergencia. Uno de los objetivos de la Otra Campaña va en ese sentido: ser una red que pueda darle un esqueleto orgánico a esta participación constante y activa de la sociedad civil.

Y lo que se puede hacer contra el silencio mediático es denunciar en todos los foros que nos sea posible. Si somos periodistas de radio o escribimos, debemos denunciar esta situación: que la llamaba guerra de baja intensidad se está volviendo una guerra no declarada públicamente pero en acto en contra de las comunidades zapatistas. Y en segundo lugar, salir a la calle y protestar para denunciar el riesgo creciente de una salida militar al conflicto y, debemos insistir en esto, la peor de las salidas al conflicto en Chiapas es la militar, pero desafortunadamente parecer ser que el grupo de Felipe Calderón está acariciando la tentación de tomar esa salida.

Llama la atención un hecho: desde que Felipe Calderón tomó posesión como presidente de México nunca ha hecho una declaración pública sobre Chiapas, nunca ha dicho cual es su posición. Porque Vicente Fox decía tonterías: “voy a resolver el conflicto en 15 minutos” y después permitió que la Marcha del Color de la Tierra llegara a la ciudad de México, después manipuló las cosas y con el aval del PRI, PAN y PRD, echó atrás la reforma indígena. Pero calderón no ha hecho una sola declaración pública sobre el conflicto en Chiapas, lo cual me parece un presagio siniestro que, insisto, debemos detener con la denuncia y la movilización.

3 comentarios:

Nancy Ortiz dijo...

pues aplaudimos y agradecemos el texto el Profe Gualberto, ya que éste es un espacio colectivo y nos gusta mucho que los maestro se interesen y participen de estas propuestas. saludos. ojala pueda seguir colaborano con nosotros, quizá con algún fotoreportaje.

Bruno Ferreira dijo...

Qué valioso texto, Nancy. Muchas gracias por reproducirlo para nosotros. Un abrazo, como siempre.

Anónimo dijo...

Muy interesante la opinión del Investigador Carlos antonio Aguirre y desde luego Agradecer al Profesor Gualberto que la haya compartido, Excelente entrevista Gualberto.

Es muy preocupante lo que sucede en Chiapas, hay quienes dicen que México se encuentra en un momento coyuntural donde tenemos que empoderarnos quienes padecemos de todas estas violaciones a las garantias y derechos como sociedad.
Me llama la atención que el 70% del ejercito esté congregado en Chiapas y que Calderon no tenga un discurso falaz por lo menos sobre este asunto.
Cabe resaltar la opinión de Carlos Antonio, de denunciar y hacer eco sobre el bloqueo, censura, vejaciones, abusos y negligencia en la que mantienen presa actualmente a Chiapas y no solo eso, tambien socializar el asunto de la educación en México es precupante para quienes estamos en las universidades haya una postura pasiva ante tales problematicas, ni chiapas, pemex, ni la educación nos llama la atención, el mero individulismo, protagonismo y burocracia estable nos encaja en una lógica de asimilar sin tomar acciones participativas.

Buena entrevista para reflexionar.

Orazio Barmez