jueves, 28 de febrero de 2008

SENSACIONES sobre la vida por Nadezhda González




“Viver é melhor que sonhar”



Nadezhda González Hernández , alumna de Sociología, SEA, UV


Regreso a casa, después de un día común de trabajo, en donde aún las promesas han quedado incumplidas. Aunque pareciera que soy afortunada por tener trabajo, no importa que sea uno que me confine a “vivir para trabajar” y no a “trabajar para vivir”.

Se dice que en el país hay por lo menos 40 por ciento de jóvenes egresados de una licenciatura en el vil desempleo, de los que están empleados el 80 por ciento ganan el salario mínimo, si uno va a pedir trabajo de medio tiempo y presenta una carta de pasante o algún certificado de estudios, le niegan el trabajo -no se aceptan estudiantes, son inútiles- ¿debería entonces sentirme afortunada?

Han pasado unos siete días del año, al que todos (o casi) parecen creer nuevo, nuevos días, nuevos calendarios, probablemente un pretexto para renovar los mismos problemas. Hoy esperamos el frente frío número 19.

Cambio una y otra vez el canal de la televisión y todo lo que veo me preocupa. El primer canal cuenta de los países que han privatizado el agua, de aquellos que la compran y la venden como una riqueza, que como todas las materiales, pertenecen a unos cuantos. Sigo en mi búsqueda y una mujer tiene un programa de media hora para contar su tormentosa vida a causa de sus pequeños senos, contrastando con la alegría que causa a un hombre encontrarse con un “bauhaus“ original en su excursión por la que fuera región soviética.

Que si los artistas pop han salido de la cárcel, el presidente cada día se vuelve más gris, el petróleo desaparece de los mantos, los osos pierden sus hogares, los hombres se ponen bíceps postizos, no hay manera de parar los monopolios, mi celular no suena y no hace sonar a otro al ritmo de los tonos de moda, los desechos tóxicos están exportándose a donde papá Noel no vea y en ese vertiginoso descenso a la nada, no soporto tanta belleza de Schubert…

Entonces me duele el estómago, cuando empiezo a pensar en la belleza, en la belleza humana también, no la de revista ni la de perfecciones, que no me provoca mas que temor. Pienso en las sutilezas con las que la vida nos muestra el sentido, que a mi vida parece real, el sentido que alude, no al sentido práctico de la obra que destruye, sino el que alimenta a lo que pareciera el alma humana.

De qué manera la civilización ha hecho del sentimiento un modo de lucrar, lo vemos por todos lados, las telenovelas, las canciones y las películas que hacen de los sentimientos, más sublimes, un pedazo de banalidad que depende en todo momento de la apariencia. Por si fuera poco, esto inunda las calles, las casas, vuela y nos entra por los sentidos que han perdido mansamente la capacidad para discriminar el contenido.

Pareciera que Fernando Pessoa tenía razón en decir que el sentido práctico de la vida aniquila la sensibilidad y así como a esta, también entierra el pensamiento analítico que según sus palabras no es más que el pensamiento con sensibilidad.

Me parece rotunda y terrorífica la reflexión que hace sobre la acción, “capacidad que refleja nuestra personalidad en el mundo exterior” ¿Qué clase de humanidad es la que organiza guerras, la que destaza animales por su piel, la que mata humanos de hambre, la que renuncia a la verdad, la que desconoce su misma calidad de ser pensante y sensible a cambio de trascendencia y poder?

Habitamos en un mundo, que desde esta ventana, la de la vida práctica, sentir estorba para vivir, no podemos ir por la calle sintiendo empatía por las personas si es que queremos encontrar el éxito económico o político, si simpatizas no avanzas, o por lo menos ese es el ejemplo que muchos poderosos ponen.

Entonces, ese mismo vertiginoso viaje por la vida sacude nuevamente, entonces, cuando ha agitado mi mente, vuelvo a encontrar la belleza, de aquellos que creen en la humanidad y tratan de pensar y sentir y de aquellos que actúan sin pensar solo en su propio beneficio a pesar de lo que dictara el “sentido práctico”, el que sigue perpetuando a la “civilización”, otros también que con hermosura dictan las líneas y las notas que nos hacen soportar las sacudidas constantes en este cada vez más absurdo mundo. Ya lo cantaba, lo grita Ellis Regina ““Viver é melhor que sonhar” aunque cada día sea más perturbador, habrá algo nuevo por venir.

“Por isso cuidado meu bem /Há perigo na esquina /Eles venceram e o sinal / Está fechado prá nós /Que somos jovens...”

Belchior “Como Nossos Pais”

¿Qué sería del estratega si pensara que cada lance de su juego lleva la noche a mil hogares y el dolor a tres mil corazones? ¿Qué sería del mundo si fuéramos humanos?

Fernando Pessoa “El libro del desasosiego”

jueves, 7 de febrero de 2008

ARTÍCULO sobre Juventudes y Sexualidad


Penes ambulantes o seres pensantes
Por Gary Barker


¿Qué sabemos acerca de la sexualidad de los jóvenes y adolescentes? Primeramente, que está relacionada con la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Esto parece obvio, pero no lo es tanto, o al menos no se le percibe así al examinar algunas políticas y programas de salud destinados a los adolescentes. En ocasiones pareciera incluso que la mujer adolescente se embaraza sola, sin intervención de nadie. Se sabe también que algunas investigaciones sobre el hombre adolescente afirman lo evidente. Una investigación de Sao Paulo, Brasil, con 200 jóvenes entrevistadas señala, por ejemplo, que dos tercios de las mujeres declaran que sus parejas las abandonaron en cuanto supieron que estaban embarazadas.

Otras investigaciones muestran que los hombres no desarrollan sintomatología de algunas infecciones de transmisión sexual. Se habla mucho acerca del sida, pero se olvida toda una serie de agentes patógenos con un costo enorme para el cuerpo de la mujer. El virus del papiloma humano, por ejemplo, no muestra síntomas en la mayoría de los hombres, pero el cáncer cérvico-uterino tiene un costo gigantesco para la salud femenina. Las investigaciones revelan también que un joven tiende a buscar menos atención para una infección sexual, y elige la automedicación con mayor frecuencia que las mujeres. Hay incluso hombres para quienes el episodio de una infección adquirida por la vía sexual es confirmación de su virilidad.

En materia de VIH/sida los jóvenes están en primera línea. El Onusida calcula que 25 por ciento de los casos nuevos de VIH corresponden a hombres menores de 25 años. Son ellos los que se están infectando y, consecuentemente, infectando a sus parejas, femeninas y/o masculinas. Se sabe de modo general que los hombres tienen su primera relación sexual más temprano, o por lo menos relatan tener más parejas, que las mujeres. Y cuando se examinan los relatos de un hombre y de una mujer sobre un mismo acto sexual, la mujer habla de una aproximación, de un momento de intimidad, mientras el joven ve el acto sexual como una forma de conquistar estatus, de afirmar la identidad, y menos como una forma de intimidad. Esto debe considerarse al pensar en políticas públicas que tengan que ver con o procuren cambiar las conductas en una actividad que los hombres consideran parte de su identidad.
Riesgo e identidad masculina

En otras investigaciones se observa que los jóvenes disponen apenas de un poco más de información sobre los temas de salud reproductiva y VIH/sida que las adolescentes. También se percibe que en algunos casos ellos procuran esconder más que ellas esa falta de información. Hay en esto cierto mito masculino según el cual los hombres jóvenes saben de todo y no precisan de más información. Esto es un obstáculo que también debe ser cuestionado. Se sabe, por ejemplo, que los adolescentes varones utilizan los preservativos con más frecuencia, pero que también lo hacen de manera inconsistente. Otras investigaciones muestran que el comportamiento sexual, tanto de mujeres como de hombres jóvenes, no siempre corresponde a una identidad sexual. Según algunos testimonios femeninos, muchas veces los hombres recurren a la coerción, la presión o la violencia para poder tener relaciones sexuales. Algunos testimonios masculinos afirman que el sexo inseguro es más interesante, lo que quiere decir que masculinidad equivale a riesgo y aventura. De ser así, ese sería otro problema a tomar en cuenta.
No todos los hombres jóvenes son iguales, y como ya se ha dicho, esto es un asunto de diversidad. Existen hombres casados y otros que no lo son. Algunos sólo tienen parejas masculinas, otros tienen parejas masculinas y femeninas, y otros más sólo parejas femeninas. Hay quienes están en el ejército, otros en las áreas rurales, otros en las urbanas; unos trabajan, otros no; unos asisten a una escuela, otros no; en otras palabras, esta categoría de "hombre joven" es muy compleja por esta misma diversidad. En mi opinión, también es importante ver cómo se relacionan esos jóvenes con las mujeres a partir de esa diversidad.

Sabemos que si un grupo de hombres actúa con sus mujeres de manera opresiva, también existen quienes lo hacen "de manera correcta". Se informan, negocian, cuidan a sus hijos o se ocupan de hijos que sus parejas tuvieron con otros hombres. En América Latina, en los últimos diez años, la participación masculina en la escuela, después de los doce años, es más baja que la femenina. Los hombres salen de la escuela más pronto que las mujeres. En las clases populares esto se explica por el hecho de que los hombres necesitan trabajar fuera de casa. Las jóvenes, por su lado, trabajan en casa y, en ocasiones, es más fácil combinar estas tareas con la participación escolar. Sea como fuere, esto también tiene implicaciones, en cuestión de género, para la sexualidad, y es algo poco estudiado hasta el momento.

Resulta interesante explorar la manera en que los jóvenes definen la identidad. Al interrogárseles al respecto en los estudios cualitativos, por lo general surgen dos líneas que definen a la identidad masculina: una es el hecho de manifestarse sexualmente activos. Para muchos jóvenes, esto no representa dificultad alguna. La otra, a menudo más importante, tiene que ver con el hecho de ser un sostén familiar, lo que a su vez se relaciona con la cuestión del empleo. Esto también se ha estudiado muy poco. Es aún escasa la reflexión sobre la cuestión de una identidad relacionada con el trabajo, con la sexualidad masculina y con lo que el género significa para un hombre.
Género y situación laboral

En un estudio de la Organización Mundial de la Salud, se preguntó: ¿cuáles son las cinco primeras necesidades de los hombres jóvenes?, y la lista, por orden de importancia, fue sorprendente. Apareció, en primer lugar, el empleo, es decir, algún tipo de situación vocacional. En segundo, la asesoría o alguna forma de atención psicológica. Muchos aludían a la falta de espacios para hablar. En tercer lugar surgió la sexualidad. En cuarto, los cuidados en general, pero en particular los cuidados del cuerpo y la higiene, temas que por lo general olvidamos al hablar del hombre adolescente. Por último surgió el soporte educativo, mismo que contribuye a que los jóvenes permanezcan en la escuela.

Observemos, pues, los desafío y paradojas citados al inicio. ¿Cómo llamar la atención de un joven sin caer en el nuevo discurso del victimismo? Sin hacer comparaciones para saber si son los hombres o las mujeres quienes sufren más con el sida. Es preciso descubrir la manera más adecuada de incluir a los jóvenes en los servicios de atención de los centros de salud, sin mermar con ello los avances alcanzados en el área de la salud femenina. El desafío es entonces, ¿cómo incluir al hombre y afianzar de paso los avances en la salud de la mujer?
Existe algo más también importante: recordar que cuando se trabaja con los adolescentes, todo se encamina a promover la igualdad de género. Cuando se trabaja con ellos es necesario tomar en cuenta algunas particularidades de ese grupo. Existen cuestiones que pertenecen al campo de la biología, y la mayoría se relacionan con la construcción social de la masculinidad. ¿Cómo guardar en mente esa particularidad y al mismo tiempo hacer énfasis en la cuestión de género?

Es necesario también verificar cuidadosamente si al promover el ingreso de los jóvenes a las clínicas no se están desviando recursos destinados a las adolescentes. Uno de los avances más significativos en salud femenina ha sido que las mujeres son vistas como seres humanos y no ya como aparatos reproductores ambulantes. De vez en cuando, leyendo algunos artículos, escuchando algún discurso sobre el hombre joven, parecería que seguimos hablando de un pene ambulante. ¿Cómo instalar todo un nuevo cuerpo, toda una subjetividad nueva para esos jóvenes que ya no son sólo un asunto genital?

LETRA S Septiembre 2 de 2004
Artículo tomado de Sexualidade & política na América Latina. ABIA, Rio de Janeiro, 2003. Traducción: Carlos Bonfil.