martes, 18 de diciembre de 2007

DISCURSO de Carlos Monsivais


Entrega UV Doctorado honoris causa a Carlos Monsivais

Discurso:


El doctorado honoris causa de esta casa de estudios es una distinción que al honrarme, me obliga al silencio coaligado de mi modestia y mi envanecimiento.

Pertenecer de nuevo a una institución tan esencial en el desarrollo del estado de Veracruz, y tan valiosa nacionalmente, me provoca lo que podría llamar una alegría responsable.

A esta solicitud de ingreso, añado el complemento personal: dedica a estas líneas a un gran figura de la Universidad Veracruzana y de las letras en español, Sergio Pitol, mi maestro, mi amigo, mi contemporaneo de regocijos literarios, fílmicos y de luchas políticas.

Quiero concentrarme a un conjunto de instituciones acosadas, difamadas y, que pese a todo, mantienen su vitalidad y su potencia: las universidades públicas.

En todo América Latina y muy específicamente en México, las UP cumplen desde el siglo XX funciones indispensables y esenciales; entre ellas, son el centro más destacado y constante de producción intelectual en cada país y en momentos crítico suelen asumir la defensa de las libertades y atraer el odio o la enemistad activa del autoritarismo, por ejemplo, la UNAM en 1958 y 1968, las universidades de Argentina en el periodo de la guerra sucia, las de Chile durante la dictadura de Pinochet, las de Perú en el periodo de Fujimori –añádase la criminalidad de Sendero Luminoso–, las de Venezuela en la actualidad, las de Guatemala en el periodo dictatorial donde se secuestra y asesina a rectores y profesores, las de El Salvador, Bolivia y Ecuador.

Son, tal vez, las universidades públicas el gran espacio de atención a las libertades críticas, y por ello han pagado las consecuencias. Eso en México queda en evidencia trágica durante el régimen de Gustavo Díaz Ordaz, se invade la Universidad de Sonora y la Universidad Nicolaita de Morelia, se invade la UNAM el 18 de septiembre de 1968 y se produce la matanza del 2 de octubre.

En la larguísima etapa anterior a la década de 1990, un elemento determinante es, y uso el eufemismo, el poder de convocatoria de la burocracia del Estado; es en pro del empleo, del prestigio, de las oportunidades comparativas o genuinamente privilegiadas, por lo que obliga, en un número amplio de casos, a burocratizar el proceso mismo de formación en las universidades públicas, y se construye, durante un periodo más de escatofagia que de estatolatría, el lugar común no exactamente cierto y no necesariamente falso: las universidades, estaciones de paso de los ambiciosos, los inteligentes, los astutos, los acomodaticios, los alucinados por el poder. A esto le responden cada generación, un sector reducido, o algo más vasto, de estudiantes y profesores que emprenden trazos utópicos, en el mejor sentido del término.

Por ejemplo, en 1968, cuando sustancialmente el movimiento estudiantil lucha por imponerle los derechos constitucionales y los derechos humanos a un gobierno y a una clase gobernante que los desprecia.

Luego, la mayor parte de los proyectos idealistas o utópicos se traslada a la sociedad y con esto viene a menos, o se aísla, una e las actitudes básicas del radicalismo declamatorio en las universidades públicas, la vocación mesiánica.

Si se examina el 68, se verá que el movimiento estudiantil hace radicar su mesianismo en unas cuantas consignas: no queremos olimpiada, queremos revolución. Pero es, en lo esencial, democrática y sin vertientes antiintelectuales, luego en diferentes etapas, el sectarismo se adueña por un tiempo de los espacios universitarios, como ocurre en el Perú durante el maoismo trepidante y en México en la UNAM de 1999.

La carga depresiva del concepto y la realidad de la universidad de masas, que existe simplemente porque hay masas en las universidad, alimenta el prejuicio sobre la degradación estudiantil y académica y la desaparición de los antiguos niveles de conocimiento, se supone que muy elevados.

No es esto tan cierto, hoy en términos generales la vida académica es más informada y productivas, y no sólo por la proliferación de centros e institutos de investigación, sino también porque los académicos son ahora la masa crítica que remplaza a los intelectuales públicos, especie en extinción, pero la leyenda denigratoria pesa, y al no reconstruirse o desmontarse el concepto universidad de masas, éste continua operando negativamente con resultados psicológicos, políticos y culturales, similares a los detentados por los términos subdesarrollo y tercermundismo.

A la penuria económica de la mayoría, se añade la noción fatalista: la universidad de masas siempre será un lugar deprimido, falto de recursos esenciales, con atrasos en los tecnológico, esto mientras la literatura ocupa el sitio y el reconocimiento antes asignado al bachillerato, y el posgrado o doctorado es, en términos reales, la nueva licenciatura.

A las universidades públicas se le debe un impulso decidido a la difusión cultural, en un momento fue la universidad para el pueblo, eso en la UV se sabe muy bien, la Orquesta Sinfónica de Xalapa es un prueba, la editorial en la época de Sergio Galindo y la actual también lo demuestra; la UNAM y en todas las demás universidades públicas ha habido una difusión de la cultura muy importante.

En el caso de los profesionistas de las ciencias sociales, los de vocación meritocrática se dirigen a la puerta estrecha que se abre especialmente a los de las universidades privadas, cuyo mérito no discuto, pero cuya aceptación social y profesional suele ir por delante de sus méritos.
Mientas, se acrecienta la frustración de los que a diera se enteran de: Ah, el título ya no es garantía alguna de ascenso o empleo. El chiste clásico: se solicitan cinco abogados y una bicicleta. Según las clases gobernantes el conocimiento sin relaciones adecuadas de clase e ideología enarbolada es puro analfabetismo y el arrinconamiento de los egresados de las universidades públicas afecta por igual a las capitales y las regiones de América Latina. Aviso oportuno: aquí los empleos se consiguen, previa cita, en el bosque genealógico.

En las universidades públicas, se han vivido en estos años, la dramática reducción salarial, la disminución tajante de los relevos generacionales, el crecimiento burocrático que consume cerca del 80 por ciento de los presupuestos y también desde hace 2 o 3 décadas, la creciente preferencia de las clases gobernantes por los egresados de universidades privadas, sea por razones de calidad, por motivos ideológicos, no pierden su tiempo con tonterías subversivas, por causas de valoración incluida –han tenido todo su tiempo para prepararse sin problemas económicos– o por imperativos genealógicos –son de buena familia–.

Insisto, mi tema no es la calida de la formación de las universidades privadas, sino la campaña de rumores del neoliberalismo que quieren sen dictamines de eficiencia prestigiosa que a la letra dicen: las universidades públicas son, el orden de los factores no altera el relevamiento, inmensos estacionamiento de desamparo vocacional, estetas del conocimiento anacrónico, sitios de retención y entretenimiento de legiones de adolescentes y jóvenes, ámbito del acecho de las oportunidades que les niega el determinismo de clases; sin embargo, y pese al desdén presupuestal y social del gobierno federal, muy notorio durante el régimen de Zedillo y Fox y no pocas veces de los legisladores, las universidades públicas siguen cumpliendo, y con eficacia no desdeñable, funciones indispensables.

Habitúan en alguna medida, a partir de la expansión de la educación media a sectores considerables a prácticas culturales inusitadas, lecturas, discusión de temas y autores, asistencia por lo menos ocasional a conciertos y recitales, cultura fílmica cada vez más acentuada, obras de teatro etcétera; lo que entre otras cosas, y por así decirlo, normaliza la frecuentación del libro en medios avasallados por las exageraciones del antiintelectualismo.

Aclimatan la pluralidad y la renovación ideológica y teórica y son la representación nítida del estado laico y las razones de ser del laicismo. Preservan y enriquecen críticamente el interés por lo nacional en materia de debates, lectura, ediciones críticas, tradiciones intelectuales, visiones de la historia, información múltiple sobre el desarrollo de las ciudades y el país, esto sin descuidar lo que siempre ha sido central de los procesos de enseñanza superior latinoamericana, el conocimiento de los internacional.
Forman en un primer nivel a la mayoría de los profesionistas encargados de satisfacer las necesidades de la administración pública y de la sociedad, representan el avance científico y cultural posible en una nación de escasos recursos, la investigación científica sigue siendo patrimonio de las universidades públicas. Forman a las decenas de millones de profesores que demanda la explosión demográfica de la educación media y superior. Reafirman la ampliación del criterio en las ciencias sociales y las humanidades, representan a los ojos de las clases populares y la clases medias, la movilidad social al alcance.
Por muy dañado, destruido que esté este sueño, siegue siendo esencial y es un gran factor de equilibrio.

Desde hace décadas circula, entre las clases medias, por ya no hablar de la oligarquía, un axioma patito: la educación pública es zona de catástrofe, y nadie sensatamente enviará a sus retoños –expresión de cariño vegetalizado aún a las disposición– a las escuelas y universidades públicas.
La polarización comienza en las ideas prevalecientes sobre los procesos educativos y en la conversión de un hecho, la insuficiencia notoria de los recursos asignados a la enseñanza pública en una predestinación: abandona toda esperanza de progreso, Oh, tú que ingresas a una escuela pública.

Al dogma determinista lo sucede la galería de reacciones, hoy casi inescapables, las familias clasemedieras palidecen al imaginarse a sus niños y jóvenes sometidos la trato diario con esa mayoría de condiscípulos que nunca la harán en la vida, la angustia se vuelva en la desesperación y las familias son capaces de la hipoteca, con tal de garantizarle a los suyos la salvación pedagógica, y en su ruta de escapa de las desdichas, se abstienen de examinar con mínima descripción crítica el tipo de enseñanza que reciben sus hijos, por ejemplo, en las universidades patitos, y así la ilusión termina.

Las familias no pudientes se alojan definitivamente en el espejismo, las familias ricas se alarman al imaginar a sus hijos en universidades que juzgan perversamente monolingües y muchas de las empresas de la educación privada, demandan que el estado les obedezca en todo por requerir el neoliberalismo de mayordomos federales.

No creo idealizar a las universidades públicas, como todos, estoy al tanto de sus deficiencias y límites, de los escollos portentosos que plantean la desigualdad y la concentración monstruosa del ingreso, de las idea neoliberal de la educación como un proceso que reafirma los sitios inamovibles de la escala social, no ignoro las consecuencias de creer en la crítica como visión profética que mantiene intacta la pureza de los radicales, sé de la consecuencia de asignarle a la economía el mercado una parte del proceso educativo, se las de las resonancias del abandono de la ética y su remplazo por las variantes de la real politik. Sé, como señala Juan Ramón de la Fuente, que hace falta vincular efectivamente a las universidades públicas con el proceso productivo, pero sé también, y cito lsa chileno Ricardo Lagos, que la universidad es donde la sociedad se piensa y diseña sus cambios y que las universidadesp´blicas son el espacio del conocimiento y la crítica que resiste, persiste y busca nuevas formas de inserción y transformación de los social.

Alguna vez, en uno de sus intentos por arrebatarle a don Mario Moreno el paradigma de la confusión idiomática, Vicente Fox exclamó: esas tonterías del estado laico. Ocurre que no, el estado laico continúa en buena forma y en muy buena medida, gracias a las universidades públicas.

lunes, 10 de diciembre de 2007

ENTREVISTA a Carlos Monsivais




"Soy feliz cuando no me lo propongo, por eso ya no me propongo ser feliz"

Por Edgar Onofre, jefe de prensa, UV

Octavio Paz dijo alguna vez que Monsiváis es un cortador de cabezas. Y se cuenta que el Nobel mexicano pudo sentirlo en carne propia: justo cuando se quejaba de que la izquierda no quería debatir con él, tuvo un intenso debate por escrito con Monsiváis que se prolongó por varias semanas –“no seré yo quien diga la penúltima palabra”, se dice que vaticinó el autor de Días de Guardar– y culminó con el repliegue de don Octavio a su laberinto.

Carlos Monsiváis se asume como periodista y sólo se reconoce escritor porque el público así lo asume. Es uno de los grandes amigos del escritor Sergio Pitol y, ha dicho el propio Premio Cervantes 2005, fue y es siempre el primer lector de todo cuanto escribe el veracruzano. Actualmente es considerado el escritor más influyente de nuestro país y su inteligencia, mordacidad, ironía, erudición, etcétera, han dado lugar a anécdotas increíbles que se magnifican en corrillos de lectores hasta alcanzar proporciones épicas.


Además, se dice posee el don de la ubicuidad. Se recuerdan sus actuaciones como Santa Claus en la película Los Caifanes o como El Sabio Monsiváis en Chanoc, además de alguna intervención en la telenovela Nada Personal. Da la impresión de que ha escrito todo sobre las manifestaciones culturales más populares del país y los momentos políticos más importantes de los años recientes.

Algunos de sus temas han sido las manifestaciones, intérpretes y compositores de música popular en México (como boleros, danzones y Agustín Lara), el Tianguis del Chopo o el niño Fidencio, otros cronistas mexicanos: Novo, Scherer, Gabriel Vargas, Revueltas, otros escritores mexicanos como Poniatowska, Paz y Novo, y el cuento en México.

Semanalmente destaza a los políticos declarantes en su columna Por mi madre, bohemios. Ha analizado a los fotógrafos y pintores mexicanos, escribió un libro de cuentos: Nuevo catecismo para indios remisos, y tiene una colección de grabados originales tanto del siglo pasado como actuales. También colecciona figuritas y máscaras de luchadores –“es coleccionista de colecciones”, según El Fisgón– y es un cinéfilo irredimible.

Pero nunca ha dicho mucho sobre él mismo.


Se dice y acepta que usted está dotado con el don de la ubicuidad. Habiéndose presentado en los foros literarios más importantes, en los debates políticos más intensos de México y también en programas de televisión como los que condujeron César Costa, Rebeca De Alba, Jorge “el Burro” Van Rankin o Facundo, ¿resulta verdadera esta cualidad y qué opinión le merece que se le atribuya?

A lo que usted llama ubicuidad yo le llamo debilidad de carácter o, si se quiere, curiosidad por saber cómo se llevará a cabo el torneo de falsas preguntas y falsas respuestas. Asistir a programas de televisión o de radio, a simposios, debates, mesas redondas, conferencias, congresos, cocteles con intercambio de puntos de vista, coloquios en pasillos y elevadores, etcétera, no es señal de ubicuidad, insisto, sino de constancia en el ejercicio de la opinión, algo no del orden cualitativo sino cuantitativo. Antes, la frecuencia de los encuentros no permitía sino la tristeza de la escasa frecuentación; ahora, a la vida intelectual nos asomamos a partir de las legiones en ese vagón de metro de los encuentros ponencia en mano.

Con frecuencia, los foros donde usted se presenta se ven abarrotados por el público. ¿Cómo explica este cariño (o popularidad) entre los lectores y qué le significa?

El público es generoso y asistencial. No creo un mero juego de palabras hablar de una “asistencia asistencial”. Me oyen de modo cortés, y eso que usted llama popularidad yo lo tomo como el deseo de que al terminar mi intervención la melancolía se circunscriba a lo que dije, no a las expresiones de incredulidad que rodearon lo que dije. Dicho sea de paso, me niego a reconocerme en sus preguntas para no caer en la tentación de ir a registrar mi candidatura para presidente del IFE.

¿Se ha transformado usted en un fenómeno de la cultura popular? Y, en su caso, ¿cómo explicaría Monsiváis el fenómeno Monsiváis?

Eso es completamente exagerado, a tal punto que como no puedo dar por concluida la entrevista, doy por concluido mi apellido, con lo cual el fenómeno será anónimo.

¿Se puede considerar que, en su caso, el autor rebasó a su propia obra? Es decir, ¿se le admira más de lo que se lee su obra?

No he rebasado mi obra, ni siquiera he podido localizarla. Por lo demás, no hay autor en países donde se lee poco que no sean más conocidos, si es que eso sucede, que lo que escriben. Quizá la gran excepción sea Juan Rulfo. A todos nos toca el momento en que personas bien intencionadas nos encuentran y nos dicen: “Yo no lo he leído pero me dijeron que sus acuarelas son muy bonitas”. Y, por lo demás, la admiración suele ser de pronto un canje perfecto: “No te leo pero te admiro”, lo que siempre es mejor a que digan: “No te admiro pero te leo”.

Cuando se habla sobre la inteligencia de Monsiváis, se suele comentar que es capaz de hacer palidecer con sus conocimientos en, por ejemplo, termodinámica al mayor especialista en esta materia, ¿considera que su inteligencia se ha convertido en una leyenda y qué opina acerca de que se opine sobre su propia capacidad?

La pregunta es una trampa de primer orden. Si la tomo en serio, tengo que admitir que no sé una palabra de termodinámica y que además todas las cosas de las que no sé una palabra constituyen uno de los mayores ahorros lingüísticos de que tengo noticia. Todas las palabras que no pronuncio por ignorancia podrían presentarse como candidatas a Torre de Babel. Mi inteligencia es una leyenda que ojalá siga siéndolo para ocultar la penosa realidad. Y, por favor, ya no haga preguntas generosas que me precipitan en el torbellino de la autocrítica. Mejor dígame: “¿Se considera más inteligente que Vicente Fox? ¿Se contradice menos que Felipe Calderón?”. Allí sí me da oportunidades.



Acerca de la ironía como expresión de la inteligencia: ¿Por qué le resulta atractivo ejercitarla?

No sé si mi estilo es genuinamente irónico. Es imposible que uno califique sus procedimientos con objetividad. A lo mejor me quiero hacer el mordaz, a lo mejor de tanto que me han dicho “irónico” me lo he creído, a lo mejor la ironía es una manera de huir de la cursilería, a lo mejor uno es irónico sin darse cuenta, y cuando quiere serlo es profundamente solemne.

Monsiváis es un escritor-periodista al que pocas veces se ataca, salvo los lujos que pudo permitirse, por ejemplo, Carlos Abascal. ¿Es una cuestión de profundo respeto o muchos le tienen miedo?

No sabría que contestar. Ataques sí recibo, algunos gratuitos, otros justificados, otros rituales. Eso es natural y no es materia de sobresaltos. Carlos Abascal, por ejemplo, luego de que yo aludí a su “púlpito virtual”, me acusó de fundamentalista, y ejerció su derecho a la crítica, pero no se bajó de su púlpito con lo cual el ataque sonaba a excomunión. No sé nada en materia de respetos o miedos. Eso no me toca juzgarlo, porque todos tendemos a confundir el tedio con el miedo y el respeto con la indiferencia. Esta vez dije todos y no me asilé en la autocrítica.

¿Podemos considerarle un excéntrico? ¿Tal vez como un personaje de Pitol que lo sabe todo antes que los demás o, por lo menos, todo mundo considera que lo sabe todo?

Como un excéntrico sí. Vivo con 12 gatos y cerca de 30 mil libros. Como eso no es nada común, supongo que sí incurro en la excentricidad. En cuanto a personaje de Sergio Pitol, lo soy, pero no por la sabiduría, sino porque siempre comparto con el testigo principal (Pitol) la llegada de lo infrecuente al restaurante en la Varsovia, la Córdoba, Veracruz, o la Constantinopla de la virtualidad.
Otras razones para considerarme algo excéntrico: detesto las corridas de toros y la crueldad contra los seres vivos, no manejo, no tengo tarjeta de crédito, nunca he tomado tequila y no amo a México con la intensidad suficiente como para usar esa pasión cada que me entrevistan.

Se sabe de la importancia que el cine y la literatura tienen en su vida, ¿cómo llegó a ellos y qué le motivó a serles fiel hasta ahora?

Al cine y la literatura, en tanto procesos generacionales, llegué al mismo tiempo. Era lo natural: uno leía y se sumergía en los cines de barrio a ver tres películas por un peso. La mayoría eran malísimas pero la acumulación de imágenes tenía que ver con la formación de una cinefilia poderosa, vista siempre desde la perspectiva literaria. Los jóvenes ahora ven el cine desde la tradición fílmica. No fue mi caso: una comedia me parecía la sucesión de imágenes y frases que cobraban su pleno sentido si las interpretaba como episodios de Mark Twain o de Evelyn Waugh.



Después de años de lectura, ¿cuáles son los autores que más ha apreciado en su vida? Y, dada esta lista, ¿de qué tipo de lector nos hablan sus preferencias literarias?

El libro más importante en mi vida es la Biblia, no por consideraciones de creyente a ultranza, sino por la formación literaria, mitológica, de intercambios entre la crueldad y la generosidad del Antiguo y Nuevo Testamento. Otros autores inevitables, citados en desorden: Shakespeare, Dickens, George Eliot, Jane Austen, Martín Luis Guzmán, Alfonso Reyes, Borges, Paz, Lezama Lima, Oscar Wilde, Christopher Isherwood, W. H. Auden, Monterroso, Cervantes, Quevedo, Pérez Galdós... Todos ellos hablan de un lector, simplemente un lector que sí cree que hay tal cosa como la literatura de excepción.

Hablando sobre nuestro país, ¿considera que se han puesto de a peso los cocoles? ¿Vivimos una etapa crítica en la historia de México?

Podría citar el principio de Historia de dos ciudades de Dickens y hablar del peor de los tiempos y el mejor de los tiempos, pero prefiero reconocer que la medida del agotamiento de los recursos naturales, de la desesperación de las clases populares, del desempleo como marca de Caín, de la impunidad y la estupidez de la derecha y el resto de la clase gobernante, del modo abyecto con que se ganan las elecciones, etcétera, muestra que sí vivimos una etapa muy crítica, por estar marcada como nunca por la impotencia de las mayorías.

A propósito, ¿qué sentimientos le inspira nuestro país?

Como país no me inspira sentimiento alguno porque decir “amo a México” es decir nada, lo enorme no permite siquiera una mirada de conjunto; me adhiero al excelente poema de José Emilio Pacheco “Alta traición” (No amo mi patria/ Su fulgor abstracto/ es inasible./ Pero (aunque suene mal)/ daría la vida/ por diez lugares suyos,/ cierta gente,/ puertos, bosques de pinos,/ fortalezas,/ una ciudad deshecha,/ gris, monstruosa,/ varias figuras de su historia,/ montañas/ (y tres o cuatro ríos)/ N. de la R.) Como conjunto de sociedades doblegadas y traicionadas me inspira un gran sentimiento de solidaridad.


Según comentó Pitol en una entrevista que usted mismo le realizó y que se publicó en El País, usted lleva más de 50 años militando en la oposición. ¿A qué se debe su militancia en el contrapoder y cómo hacer para no dejarse llevar por la desesperanza y la apatía?

No sé si el término preciso es “militancia”. Más bien, a veces me describo como activista. Y lo soy porque, según creo, la motivación ética es indispensable en el trabajo intelectual o literario. La desesperanza es inevitable, pero también lo es continuar como si la desesperanza no existiera o no fuera el gran elemento inhibitorio. La apatía es la forma menos conspicua de la pereza, y los apáticos al final del día son metáforas agotadas o algo así. No me elogio por mi condición de activista, pero sé que es lo que me toca en el momento del supuesto auge de la derecha, de la corrupción y de la mentira.


¿Todavía es posible aspirar a la felicidad?

Aspirar a la felicidad es una empresa condenada al fracaso, es como aspirar al delirio. Se puede ser feliz, y se es feliz a momentos aun en medio de circunstancias atroces. Yo soy feliz cuando no me lo propongo, y por eso, como técnica de autoengaño, ya no me propongo ser feliz.

Finalmente, ¿qué le significa en lo personal el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Veracruzana?

Le digo rápidamente algunas de mis reacciones: control de los daños que causa la modestia, alegría que no se asoma a la ventana para no perder fama de indiferente, gusto por pertenecer una vez más a la Universidad Veracruzana, agradecimiento genuino y ocultamiento del rubor.

tomado de: http://www.uv.mx/universo/292/entrevista/entrevista_01.htm

viernes, 7 de diciembre de 2007

ARTÍCULO sobre narrativa y SIDA por Carlos Monsivais



PEDRO LEMEBEL Y LAS NARRATIVAS DEL SIDA


El amargo, relamido y brillante frenesí


A partir de la obra del escritor chileno Pedro Lemebel, Carlos Monsiváis repasa en este texto los nombres de la literatura latinoamericana que le han dado rostro a la epidemia del VIH y con ellos “se adentra en los delirios del sida, la enfermedad que ha convocado el prejuicio y la madurez social como ningún otra”.


Por Carlos Monsiváis


Pedro Lemebel es un fenómeno de la literatura latinoamericana de este tiempo. Uso el término fenómeno en su doble acepción: es un escritor original y un prosista notable y, para sus lectores, es un freak, alguien que llama la atención desde el aspecto y rechaza la normalización ofrecida.

Un escritor y un freak indisolublemente unidos, los que están fuera, en la desolación y la energía de los que sólo se integran a su modo, en los márgenes que ya no tienen el peso arrasador de antaño. (Si algo, la obra de Lemebel es un rechazo del determinismo homófobo). A Lemebel le ponen sitio las miradas (las lecturas) de la admiración, el morbo, el regocijo de “los turistas de lo inconveniente”, la extrañeza, la solidaridad, la normalidad de los que están al tanto de la globalización cultural, esa que para los gays se inició dramáticamente con los juicios de Oscar Wilde en 1895 y jubilosa y organizativamente con la revuelta de Stonewall en 1969. Desde que se dio a conocer dentro y fuera de Chile con sus textos y las performances de las Yeguas del Apocalipsis, Lemebel se ha mostrado irreductible.

¿Qué le pueden argumentar de nuevo, qué le pueden decir que él no se haya dicho? ¿Cómo sorprender al que ha examinado con metáforas y “descaro” a una sociedad que sólo admitió la diversidad al sometérsele a la peor uniformidad? Al incapaz de engaño no se le vence con injurias y menos aún con expulsiones del Sancta Sanctorum de la decencia, que para Lemebel nada más es una institución patética del autoengaño. Muy probablemente diría: si creen que despreciando a los diferentes mejoran sus vidas, muy su gusto, si creen que marginando a los que no son como ustedes se incluyen en la primera fila, muy su ilusión.

Él responde a los criterios estéticos y los comportamientos legales y legítimos de las minorías latinoamericanas emergentes que al ejercer sus derechos (civiles, humanos, sexuales) revisan de paso las prácticas y el sentido de la opresión y van a fondo: sólo secundariamente se les reprime por ser distintos; en primerísimo lugar se les acosa, maltrata, humilla e incluso asesina para que los verdugos conozcan la triste fábula de su importancia. (La crónica de Lemebel sobre el incendio criminal de la discoteca en Valparaíso es excelente.) Nuevos criterios estéticosPienso ahora entre otros en el argentino Néstor Perlongher, el mexicano Joaquín Hurtado y, un tanto más a distancia, los cubanos Severo Sarduy y Reinaldo Arenas y el argentino Manuel Puig. Se trata de una literatura de la ira reinvidicatoria (Perlongher, Arenas, Hurtado), de la experimentación radical (Sarduy), de la incorporación festiva y victoriosa de la sensibilidad proscrita (Puig). En todos ellos lo gay no es la identidad artística, sino la actitud que al abordar con valor, insistencia y calidad un tema se deja ver como el movimiento de las conciencias que por valores compartidos y acumulación de obras dibuja una tendencia cultural. No hay literatura gay, sino una sensibilidad proscrita que ha de persistir mientras continúe la homofobia, y estos autores al asumir con talento y vehemencia sus voces únicas, le añaden una dimensión cultural y social a la América Latina.

Un poeta muy apreciado por Lemebel, Néstor Perlongher, describe el gueto: Novedades de noche: satín terciopelo, modelando con flecos la moldura del anca, flatulencia de flujo, oscuro brillo. Resplandor respingado, caracoles de nylon que le esmaltaban de lamé el flaco de las orlas... Perdida en burlas, de macramé, lo que pendía en esas naderías, ruleros colibrí, lábil orzuelo, era el revuelvo de un codazo artero, en las calcomanías del satín, comido (masticación de flutes, de bollidos). En Poemas completos, Seix Barral, 1997.

Estas mismas atmósferas lezamianas, transmitidas por Lemebel, son algo similar y muy opuesto. En Lemebel la intencionalidad barroca es menos drástica, menos enamorada de sus propios laberintos, igualmente vitriólica y compleja, igualmente abominadora del vacío, pero menos centrada en el deslumbramiento del vocabulario que en la forma exhaustiva. Así, Lemebel describe la intromisión del gueto en la ciudad, las reverberaciones de lo prohibido en lo permitido exactamente en momento en que los absolutos se desintegran:La calle sudaca y sus relumbres derribistas de neón neoyorquino se hermanan en la fiebre homoerótica que en su zigzagueo voluptuoso replantea el destino de su continuo güeviar. La maricada gitanea la vereda y deviene gesto, deviene beso, deviene ave, aletear de pestaña, ojeada nerviosa por el causeo de cuerpos masculinos, expuestos, marmoleados por la rigidez del sexo en la mezclilla que contiene sus presas.

La ciudad, si no existe, la inventa el bambolear homosexuado que en el flirteo del amor erecto amapola su vicio. El plano de la city puede ser su página, su bitácora ardiente que en el callejear acezante se hace texto, testimonio documental, apunte iletrado que el tráfago consume. En Loco afán: Crónicas de sidario.

En cada uno de sus textos, Lemebel se arriesga en el filo de la navaja entre el exceso gratuito y la cursilería y la genuina prosa poética y el exceso necesario. Sale indemne porque su oído literario de primer orden y porque su barroquismo, como en otro orden de cosas el de Perlongher, se desprenden orgánicamente del punto de vista otro, de la sensibilidad que atestigua las realidades sobre las que no le habían permitido opiniones o juicios. Esto es parte de lo que significa salir del clóset, asumir la condena que las palabras encierran (maricón, puto, pájaro, carne de sidario) e ir a su encuentro para desactivarlas, proclamar “las verdades de un amor verdadero” y, por si hiciera falta, probar lo fundamental: la carga exterminadora de las voces de la homofobia es la síntesis de la metamorfosis incesante; el dogma religioso se vuelve el prejuicio familiar y personal, el prejuicio se convierte en plataforma de la superioridad instantánea, la jactancia de ser más hombre (más ser humano, si queremos incluir la homofobia de las mujeres) deviene las sentencias prácticas y verbales que se abaten contra los que ni siquiera hablan desde el género debido.

Mi hombría no la recibí del partidoAntes de señalar la militancia ostensible de la literatura de Lemebel, me detiene la reflexión de siempre: ¿se puede ser escritor y militante? En el caso de Lemebel, la respuesta viene del hecho prosístico: su militancia es indistinguible de la forma en que la expresa, no sólo es “comer rabia para no matar a todo el mundo”, sino escuchar lo que él mismo va escribiendo, captar las melodías verbales con gran cuidado y cerciorarse de la relación profunda entre las ideas y las palabras que las describen con exactitud, entre las ideas y la libertad del cuerpo en el acto sexual, en las fiestas del deseo y el látex, de los baños de vapor y los registros sensibles de la oscuridad.

En Incontables, La esquina de mi corazón, De perlas y cicatrices y Loco afán, Pedro Lemebel expresa, en la forma inaugural de la tendencia a la que pertenece, lo que vive, lo que ve, lo que siente. A lo largo de la dictadura chilena, Lemebel mantuvo la mayor coherencia: fue exactamente como era, le añadió libertades a la comunidad con el solo recurso de ejercerlas. En su texto clásico Manifiesto (Hablo por mi diferencia), de septiembre de 1986, leído en un acto de izquierda en Santiago de Chile, Lemebel es muy claro:Mi hombría no la recibí del partido Porque me rechazaron con risitas Muchas veces Mi hombría la aprendí participando En la dura de esos años Y se rieron de mi voz amariconada Gritando: Y va a caer, y va a caer.“Mi hombría es aceptarme diferente”. Como por vez primera, Lemebel abandona el clóset (ese miedo a ser descubierto por los que de cualquier manera ya lo saben, ese continuo ajustarse a las posibilidades de resistencia, que cambian en cada persona) en la etapa marcada por el sida, en los años en que el VIH se revela como la gran prisión de la conducta, el despobladero de amigos y conocidos (y de los desconocidos que la solidaridad convierte en amigos íntimos). La paga del deseo es muerte.

Como muchos otros escritores, como Paul Monette, el Severo Sarduy de Pájaros en la playa, y el Reinaldo Arenas de Antes que anochezca, Lemebel ve en el sida la formación de la mirada esencial de la especie condenada. Luego del sida no se vivirá como antes, porque el Antes, normado por la indiferencia o la inconsciencia, equivale a la pérdida de los sentidos. En su recreación del mundo del VIH, Lemebel se adentra en las crónicas modernistas y posmodernistas como un Julián del Casal o un Amado Nervo o un Enrique Gómez Carrillo que un siglo después, todavía atenido al culto de la prosodia y de la escritura cuidada y acicalada, está dispuesto a llamar las cosas por su nombre. Y desde esa conciencia del tema, de los condones como regalo de cumpleaños y del velorio que hay en todo carnaval (y a la inversa), Lemebel se adentra en los delirios del sida, la enfermedad que ha convocado el prejuicio y la madurez social como ningún otra.

El punto de partida de Lemebel es el lenguaje autodenigratorio que le va representando al lector un espejo de restauraciones (un marica resulta con frecuencia un ser épico, un enfermo de sida puede ser la metáfora hermosa de la devastación y la dignidad); Lemebel cuenta historias funerarias. Así, en uno de sus homenajes a los derruidos por la pandemia, El último beso de Loba Lamar (Crespones de seda en mi despedida... por favor), Lemebel regala la apariencia ruinosa y la presenta transfigurada. Para nosotros, las locas que compartíamos la pieza, la Loba tenía pacto con Satanás. ¿Cómo va a durar tanto? ¡Cómo se ve bonita a pesar que se deshoja de costras! ¿Cómo, cómo, cómo? Sin AZT, a puro pulso la linda, a puro ánimo la cola resiste tanto. Era el sol, el buen tiempo, el calor... Ir a fondo en la denigración de sí, verse en los términos que los demás utilizan.

A partir de ese desafío, que La esquina es mi corazón inicia de modo deslumbrante, Lemebel acomoda sus jerarquías (los ejercicios de crítica y sinceridad a los que ajustar su visión del mundo), donde la franqueza sólo tiene sentido si el autor no contemporiza consigo mismo, y la hipocresía es siempre un daño moral y escritural. En la América Latina globalizada hasta donde es posible, los marginados, aisladamente o en conjunto, trazan otro mapa de lo real, ni opuesto ni complementario, que surge del nuevo gran proyecto: la unidad de lo diverso. De Augusto D’Halmar a Salvador Novo, de César Moro a Xavier Villaurrutia, de Adolfo Caminho a Manuel Mujica Laínez, de José Lezama Lima a Virgilio Piñera, de Gastón Baquero a Elías Nandino, de Antón Arrufat a Luis Zapata, la literatura con temas y subtemas homofílicos se presenta como la heteredoxia sin moralejas. En esa movilización, con tanta frecuencia influida por el barroco, Pedro Lemebel es una de las voces más poderosas y menos sujetas a las disipaciones de la moda.

EL SIDA SE MANEJA CON CONDÓN: PEDRO LEMEBEL

El chileno Pedro Lemebel (1955), escritor, artista plástico, homosexual, travesti, militante, opositor a la dictadura de Augusto Pinochet desde el arte y la irreverencia, que se hizo visible como performance, fotografía, video o instalación. Militancia políticaen forma de cuento que creció y se hizo crónica alimentada por la irrupción del sida que se hizo parte de lo queer, motivo cultural, pretexto para la sacudida moral: Dice Lemebel a su entrevistador del periódico peruano Perú21 en 2005:— ¿Y cómo maneja el sida?— Con condón, pues. ¿Cómo más? La última vez que me hice el examen fue hace dos semanas y le dije a la enfermera que viera el resultado, porque yo quería morirme. Ella sacó el sobre, lo leyó y me dijo: “Siga concursando”.Entre sus obras se cuentan: Los incontables (1986), La esquina es mi corazón. Crónica urbana (1995), Loco Afán: Crónicas de Sidario (1996), De perlas y cicatrices (1998), Tengo miedo torero (2001), Zanjón de la Aguada (2003), Adiós mariquita linda (2005).

* Prólogo a La esquina es mi corazón, libro de crónica de Pedro Lemebel (Seix Barral, Chile, 2001). Reproducido con autorización del autor.

Tomado de Letra S. Número 137 Jueves 6 de diciembre de 2007

Seguir participando para la muerte sin duda es una frase que deja mucha tela para cortar, cuando se puede respirar nos esfrozamos por morirnos cada vez que podemos, precupados por la insesante lluvia de hedonismo similando felicidad, nos olvidamos que pasamos ligeramente vivos.
El sexo es parte del cotidiano vivir en los humanos pesa e incluso en las sociedades mas conservadoras ruboriza cuando se pronuncia SEXO y peor aun que no se cuenta con la capacidad para asimilarlo como una libertad social y biologica, si no, como una comnotación de perversidad y muerte, en los albores del siglo XXI la palabra sexo sin condon no tiene sentido y si la tiene es muerte probablamente. Hace unas tres décadas se gritaba con fuerza exigiendo la libertad para tener sexo con quien se eliguiera, ahora esa libertad ha tomado varias riendas pero a sido frenada por un virus que mata, entoces ¿tenemos sexo libre?


Selección de Texto: Orazio BM

martes, 4 de diciembre de 2007

COLABORACIONES Extranjeras



De Venezuela

Uribe – Santander; Chávez – Bolívar

¿Historia cíclica o lineal?

Manuel Ernesto de Brabandere

Empezaré por el final para que nadie pierda por la importancia de los detalles, el objetivo principal:

No quiero entrar en detalles filosóficos acerca de los dos conceptos de la historia. Cualquiera sean los defensores de las dos tesis, lo cierto es que pareciera que en nuestro caso la idea de la historia cíclica se hace predominante.
Uribe emula al traidor y asesino de Santander, opresor de pueblos, oligarca, títere, por lo de dejarse manejar al hacer de su país una indiscutible colonia del imperio, a través de las bases militares gringas, de la firma del TLC, de tantas otras traiciones a su pueblo, estuvo en Inglaterra como su “homólogo” y regresó para crear el país que aún hoy en día no ha cambiado nada, una población que aún en el siglo XXI, se oye por un lado: NO SE USTED TAN IGUALADA y por el otro: MANDE USTED PATRONCITO, SI SEÑOR; definiéndolas como ejemplos de buena costumbre en lugar de discriminación, de sumisión, sólo las valientes FARC, han sido incorruptible y se han enfrentado en proporciones diametralmente opuestas a un ejercito gringo y uno colombiano que han pretendido agringar, a el poder financiero mundial y al poder mediático mundial, hoy por hoy tan terrible como la más grande de la bombas. La des-educación ha sido el lema.
Chávez emula a Simón Bolívar y para ser más objetivos a miles de próceres, héroes, mártires de todo el mundo, para que éste sea un lugar donde se pueda vivir en justicia en igualdad en PAZ. En contra de viento y marea se ha enfrentado al poder mediático internacional, al imperio nuevo y antiguo que pretende todavía que sigamos siendo sus colonias, sin terminar el saqueo que aún en este instante llevan a cabo con total impunidad en todo el mundo, sin excepción; es incorruptible, no es chantajeable, lo ha demostrado una y mil veces, sino, oiga una y otra vez, totalmente el discurso ante la ONU, no sólo el detalle del diablo, que aunque verdad, no era lo más importante, organismo creado por el imperio EEUU, financiado por el EEUU, con por supuestas lucrativas ganancias, y por supuesto ubicado en el imperio que se da el lujo de decir ante el mundo cómo en realidad “trabaja ese órgano al servicio del imperio.
Se debe a su pueblo y sólo lo podría traicionar su inmenso gran corazón, al permitir que sea por instantes distraído por voces “amigas”, “familiares”. Pero el pueblo y una fuerza sobrenatural, llámenla como quieran para no ofender a ninguna religión, lo vuelve a su rumbo que se ha trazado, muy probablemente desde que tuviera uso de razón. Busca la unión de los excluidos de su país, del continente, del mundo; busca que la gente participe en la política, nada más bello si se ejerce como fuera concebido su nombre. Sólo de ésta manera podremos vencer a los cientos de Uribes, una minoría mundial que por simplemente no tener escrúpulos, logran sus objetivos con relativa facilidad. Chávez a sido el creador del BANCO DEL SUR, de TELESUR una estación de obligatoria referencia por su clara contraposición a la sesgada CNN, rescatar la casi muerta OPEP, cuyos destinos me preocupan bajo el Rey de Arabia Saudita. la casi aniquilación del dólar como referencia imperial mundial de las finanzas imponiéndose a la misma Inglaterra en Bretón Woods, el desmoronamiento de Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, le falta acabar con las nefastas Bolsas Mundiales, verdaderos centros de especulación para beneficio de unos cuantos y el sufrimiento, incluso la muerte de millones de SERES HUMANOS, verdaderas herramientas de guerra creadas por los EEUU para su servicio para aniquilar pueblos enteros de todo el mundo para luego usar sus “grandes talentos”, sus multimillonarias inversiones en como dominar el mundo, en como ir a otro planeta al éste estar destruido, a usar estas armas cuando se oponen a ser subyugados. Que diferencia con el Comandante Hugo Chávez Frías, lealtad, dignidad a toda prueba, incorruptible, no chantajeable, UN VERDADERO LÍDER HUMANISTA MUNDIAL, la votación de la revista TIME MAGAZINE lo evidenció y lo ocultó, a pesar de todo ello, es indiscutible su mensaje claro, sin ambigüedades tanto a los venezolanos a los latinoamericanos como a todo el mundo, cuando con la invasión de los sionistas al El Líbano con la anuencia de sus cipayos gringos que le proporcionan las armas y la logística bombardearon ese pequeño e indefenso país, aún así no lograron someterlo con todo y que su presidente un pequeño calco de fascistas, colocado por el imperio, no lograron doblegar, Ya no pueden doblegar a nadie, los pueblos se levantan, se empinan. Grandes como Rusia y China lo respetan a pesar de que disimuladamente no desean que su liderazgo sobrepase el de sus líderes.
Lo más importante, la unión de los pueblos en lo que será la UNASUR, y eventualmente la UNION MUNDIAL no para ser imperios, para ser libres, para ser grandes, para salvar el planeta, sin ser fascista. Durante toda su campaña, su única propuesta fue la de llamar a una Asamblea Constituyente originaria, que refundara la república y la llevara a una de las más democráticas del mundo, cuando se manejan los términos “democracia participativa”, “referendo revocatorio o aprobatorio” dependiendo del resultado, y que efectivamente fuera activado por miembros de la oposición y que el presidente Chávez fuese ratificado con abultada diferencia a la oposición.

Chávez, creó la Misión Identidad, donde millones de ciudadanos que no existían para las elites que gobernaban, comenzaban a tomar cuerpo y empezaban así a participar activamente en la política, la política en su sano término, que precisamente rescatara el comandante, que igualmente el presidente con su autenticidad y franqueza al hablar rescatara. Posterior a los varios intentos de Golpes de Estado a los que fue sometido, uno de ellos, exitoso, pero que seguramente debe estar en la lista de Record Guinnes, no tanto por el hecho de ser muy breve sólo 47 horas, sino por que fue llevado a cabo por el pueblo llano, en contra de la alta oficialidad militar que no fue secundada por los oficiales de mando. Sin que se dispara un tiro por las tropas leales al presidente y seguidores de la constitución vigente y de la gran masa civil. Ha creado tantas misiones en bienestar el pueblo excluido que no tendría sentido, por favor, investigue usted mismo.

NO SE PRETENDE AQUÍ HACER UN DESGLOSE DE LAS BONDADES DE UN RÉGIMEN TOTALITARIO EN CONTRAPOSICIÓN A UNO TOTALMENTE DEMOCRÁTICO Y SOBERANO, LO QUE SE PRETENDE ES HACER EL ALERTA A LAS AUTORIDADES, A LOS INTEGRANTES DEL ALTO GOBIERNO Y AL PRESIDENTE MISMO, PORQUE SI SEGUIMOS EL CONCEPTO DE HISTORIA CÍCLICA Y LA CONOCEMOS, PODEMOS HACER QUE ELLA CAMBIE. ES POR ESTO QUE EL SR. PRESIDENTE DEBE CUIDAR ESPECIALMENTE A SU VICEPRESIDENTE, RECUERDE QUE PRIMERO EMBOSCARON A JOSÉ ANTONIO SUCRE, MANO DERECHA DE SIMÓN BOLÍVAR Y LUEGO ACABARON CON SU VIDA Y A TODO SU EQUIPO DE TRABAJO.

La mentira, la traición y hasta el acto cobarde de mandar a matar a Simón Bolívar ( y quien sabe si lo logró), se asemeja mucho a los actos que desde que apareciera este señor en la palestra publica, utilizando todos los ardides o artimañas posibles entre ellos traicionar a su jefe, Pablo Escobar Gaviria, a quien por años ayudó, uno de los casos más claros cuando siendo Director del Departamento Administrativo de la Aeronáutica Civil, Marzo 1980 – Agosto 1982, autorizaba a los aviones del capo del Cartel de Medellín, Desde este cargo nombró como subdirector de la misma a César Villegas, quien después fue sentenciado a 5 años de prisión por vínculos con el cartel de Cali. Villegas fue asesinado el 4 de marzo del 2002, en Bogotá, luego de aportar dineros a la campaña presidencial de Uribe Vélez. Cuando los carteles del narcotráfico estaban en auge, expidió en tiempo record, un alto número de licencias de pilotaje a empleados de los capos del narcotráfico y de permisos para la construcción de pistas. ¿Nunca se han preguntado porque no se nombran más carteles? Pongan a trabajar su imaginación.
Quiere perder su tiempo en conocer “parte” de los detalles de la vida de Uribe: tómese el tiempo de leer cientos de páginas que día a día gente que pierde miedo a ese estado fascista, comienza a revelar: sólo como abrebocas:
Alcalde de Medellín en 1982, Este cargo tuvo que abandonarlo sin cumplir los 5 meses, del período de 2 años, por presión del presidente Belisario Betancur Cuartas, al enterarse de una reunión clandestina de éste con los capos de la mafia Pablo Escobar Gavira, los Ochoa Vázquez, Carlos Ledher Rivas y Gonzalo Rodríguez Gacha.
Uribe presidió personalmente la ceremonia de cortar el listón en la inauguración del barrio “Medellín sin Tugurios” construido al oriente de Medellín por Pablo Escobar Gaviria. También lanzó públicamente este plan de vivienda en Bogotá, siendo Alcalde de Medellín.
Así mismo adelantó el programa “Medellín Cívico”, en el que Pablo Escobar donó miles de arbustos para ser plantados en los antejardines y los parques de la ciudad.
Enero de 1995 de diciembre de 1997, Gobernador de Antioquia, dos años, Nombró como Secretario de Gobierno Departamental a Pedro Juan Moreno Villa, próximo a la mafia y sindicado por la DEA en 1997 y 1998 de importar desde Asia con destino Colombia, sin reportarlo, 50 toneladas de permanganato de potasio, un químico controlado, a nombre de su empresa 'GMP Productos Químicos S.A., y de efectuar sus registros y comercialización de manera fraudulenta, destinado a la producción de cocaína en Córdoba.
Promovió la creación de las Cooperativas de Seguridad Privada CONVIVIR, iniciativa destinada a legalizar el paramilitarismo. Organizaciones que hacen el trabajo sucio que por ética por humanidad los ejércitos del mundo no deben hacer. En el Congreso de Ganaderos, en 1996, se aprobó extender esa iniciativa de Uribe Vélez a nivel nacional y además promover su candidatura presidencial. El diario El País, de la ciudad de Calí, del 3 de agosto de 1998, dio cuenta de la fusión de CONVIVIR con los paramilitares: “Representantes de más de 2.000 cooperativas de seguridad privadas han anunciado que se armarán y unirán al movimiento paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia-AUC-. El movimiento fue formado en 1996 por más de 16 agrupaciones paramilitares de todo el país y están lideradas por Carlos Castaño, jefe de la principal organización de extrema derecha de todo el país.” Ahora extrañamente asesinado.
Este delincuente enfermizo, megalómano, traidor. lamezuelas, que le manifiesta a , MANDE PATRONCITO, desde los Shapiros a otros fascistas y enanos como lo son Aznar, Busch, Berlusconi y tantos otros cortos de esfínteres mentales. no ha hecho que servir como lo que es, un arrastrado, para servir sus codicias de poder que por lo general aspiran los enanos (con el perdón de los enanos) físicos - mentales. Aniquilar la población colombiana pobre, desplazarlos de tierras ricas a ni siquiera otras tierras colombianas, sino a Venezuela que muy a diferencia de este imberbe nos encontramos con un Presidente de la dignidad, que ha ayudado con su gran corazón a todos estos desplazadazos de guerra por el mismísimo Uribe el VERDADERO TERRORISTA.
Ayer entrevistaban con dolor a la madre de Ingrid Betancourt a pesar del inmenso dolor que expresaban sus palabras, todavía tenía el convencimiento, para darle el beneficio de la duda, de creer, al igual que la oligarquía venezolana, que Álvaro Uribe Vélez, tiene la mayoría de la representividad colombiana, ignorando los hechos; los paramilitares, la aniquilación de dirigentes obreros, sindicales, campesinos, la velada y directa amenaza y el anticuado y corrupto sistema electoral colombiano, estoy seguro que gran parte de ellos posibles votantes humanistas, no tienen carnet de identidad, como sucedía en Venezuela.
“Si eres capaz de temblar de indignación, cada vez que se comete una injusticia en el mundo, entonces somos compañeros" Ernesto Guevara de la Serna, El Ché
Que se complementa con: “El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad” Albert Einstein
Y que requiere de: “Hay hombres que luchan un día, hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan muchos años y son muy buenos, pero hay quienes luchan toda la vida: Esos son imprescindibles” Bertolt Friedrich Brecht
Tres ejemplos de hombres socialistas, todos abriendo caminos en sus diferentes estilos. Es por eso que hay cabida para todo ser humano con sensibilidad en este constante perfeccionar del mundo en que vivimos, donde es más que imprescindible, es imperante luchar cada día o no tendremos planeta en un corto tiempo.




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lunes, 26 de noviembre de 2007

CRÓNICA de la cotidianeidad

Anacrónica
G. Abraham Reyes

Lic. En Comunicación y Periodismo, UNAM
A Erika Chávez


Adolescencia: tierra arada por una idea fija.
Cuerpo tatuado de cicatrices resplandecientes.
Octavio Paz




Al calor del café, frente a la computadora, un hombre se pregunta muchas cosas…

-De qué puede escribir uno en estos días- me pregunté varias veces sentado en el asiento del microbús ya de regreso a casa-. Serían más o menos las once de la noche. Minutos antes había despedido a los amigos en la estación del metro, platicamos de muchas cosas que para entonces ya no recordaba. Me sentía agobiado, apunto de abordar el microbús pensé que había llegado la hora de cerrar cuentas. De hacer consciencia de todas mis acciones durante el día. No con el afán de arrepentimiento, ni tampoco por querer ser cada día una mejor persona.
– Siempre el tiempo, siempre-me dije-.
-Es una cuestión muy personal que, quizá, sólo yo entiendo-.
Traté de recapitular el día:
-Nada fuera de lo común -. Pensé que estaba bien que fuera así, no me hubiera gustado cargar nuevo peso a mi vida. Resumiendo cuentas concluí que todo era contingente, lo cual no debía preocuparme demasiado. Sin embargo, algo no me dejaba engañarme a mí mismo; sin duda es fácil recuperar el equilibrio cuando uno se da la razón, esto es, cuando uno se traiciona a sí mismo. Sabía indudablemente que durante el día algunas cosas las había llevado a cabo por el camino equivocado. Otras no las había cumplido. Fantasmas del pasado volaron sobre mi consciencia. Concluí, como otros días, que a veces cuesta trabajo estar vivo. Entonces pensé en lo que tenía que hacer, tarea, trabajo y demás. Enseguida me vino a la mente la pregunta: qué puede escribir uno en estos días. En un crucero el microbús se detuvo, en seguida un vendedor de palanquetas abordó la nave seguido de un vocifero que decía: ¡A peso, a peso las palanquetas¡ De inmediato recordé el sabor a cacahuate endulzado, y busque en la bolsa el cambio que el cobrador me había regresado minutos antes. Percibí desde la punta que el vendedor hizo buena venta hasta que llegó a mi lugar, casi al final de la fila. Compre tres palanquetas, tenía demasiada hambre. Sólo me sostenía el desayuno y una torta al medio día. Al comer las palanquetas pensaba lentamente lo que había pedido el maestro de Taller de prensa: una crónica, eso pidió el maestro, una crónica.
-Antes escribí crónicas, creo que eran bastante buenas, pero ese fue otro tiempo- me dije-. Me pregunté, como casi todos los días, si acaso no había perdido el camino. Antes creía en el destino muy románticamente, eso implicaba muchas cosas. Hoy creo que sí; el hombre nace con un destino. Pero no es el destino del hombre vivir éste, sino salir de él, y así, como decía Ortega: encontrarse en el mundo.
Terminé las palanquetas sin saciar mi hambre, aumentarla fue lo único que logré. Junto a mí venía sentada una señora muy joven que llevaba en brazos a un pequeño, podría decirse casi un recién nacido. Recordé a mi sobrina Andrea, la alegría me inyectó el corazón, por un momento el mundo se me hizo más parejo. Intenté adivinar qué estaría haciendo en ese momento allá en casa. -Ya estará dormida-me dije-. -Cómo estará Elena -pensé-. En ese momento el microbús viró bruscamente hacia la izquierda, la señora se tambaleo al resistir el empuje de un señor que se recargo en ella para no perder el equilibrio, a su vez ambos cuerpos me empujaron sacándome de mi transe. Es una pericia o algo así, cuando quiero pensar algo me pierdo, me voy del mundo. Parezco Jonhy Carter en El perseguidor de Cortázar: a veces creo que “…no pienso; estoy como parado en una esquina viendo pasar lo que pienso, pero no pienso lo que veo, quizá lo que pasa es que uno piensa por su cuenta…”
Pasado esto recargue mi rostro en el cristal sucio, divisé el Hospital General, en seguida el establecimiento de servicios funerarios. -Estoy cerca- me dije-. Pedí permiso a la señora que a su vez miro al fulano que estaba parado junto a ella para que se hiciera a un lado. El fulano se movió, y la señora fue acomodando a su hijo en mi lugar mientras me levantaba. A mi paso se acercó un señor presionando el botón rojo que de inmediato avisó al chofer con el sonido. El microbús se detuvo, decidí bajar también.
-Después de toda mi casa se encuentra a uno cuantos pasos – me dije-.

Abordé la banqueta con paso lento, saqué un cigarro de la bolsa de la camisa. Batallé un rato buscando los cerrillos en la mochila sin tener suerte hasta que encontré el encendedor. Revise la hora en el celular: once cincuenta y cinco. Le resté los quince minutos habituales, once cuarenta. Siempre he adelantado el reloj quince minutos, me lo inculcó mi padre para hacer rendir más el tiempo, según me dijo. “Si sumas los quince de cada hora, veras qué de cosas puedes hacer sin contar con el tiempo normal”. – Relojes, malditos relojes, siempre mienten-. A veces pienso cosas que para “pensarlas” tardaría un día entero, sin embargo, han transcurrido veinte minutos.
A pocos metros de casa empecé a planear lo que haría. En mi mente me vislumbre en la cocina calentando agua para café, hurgando algo para cenar. Llegué a la puerta, por precaución eche un vistazo por todas partes para cerciorarme de que nadie me seguía. Abrí y entre a otro mundo y a otro tiempo: mi casa. Todo en su lugar, el coche, mi motocicleta tranquila y esperándome junto a él. El jardín bailando al ritmo del viento nocturno atravesando el cobertizo. Una especie de paz revoloteó en mi espíritu. –Seguramente todo ha salido bien este día, la paz se respira en todas partes- me dije-. Encendí la lámpara del estacionamiento y penetré en la casa por la puerta de visitas. Sé que a mi madre le molesta, pero desgraciadamente no tengo llave de la otra puerta. Dice que “entrar por esa puerta en tu propia casa es casi como si entrara un extraño”. Ella cree que la casa está viva, y que su corazón somos los seres que la habitan.

Inmediatamente me dirigí a la cocina, cogí el encendedor, abrí la llave del gas de la estufa y encendí la flama, la regule según mi creencia de que los alimentos saben mejor a fuego lento. Un pedazo de bistec en la sartén me esperaba. Recordé a mi amiga Yoselin y las palabras que me dice cada que me ve comer carne: “vas a reencarnar en perro, te lo aseguro”. Ella es budista, por lo tanto vegetariana. Me ha dicho que no bebe alcohol, aunque le he visto discretamente ingerirlo. – ¡Hipócrita!- exclamo-.

Llené hasta el borde la cafetera y la puse al fuego. En unos minutos tenía una suculenta cena. En el refri encontré ensalada y un poco de salsa. –Café, bistec, ensalada y salsa, qué desequilibrado soy- me dije al dirigirme con charola en mano hacia la sala-. Toda la casa estaba en silencio. Posé la charola sobre la mesa de centro y la recorrí hasta casi topar con el rechoncho sillón que engalana la pieza. Sólo dejé espacio para los pies. Cené distinguidamente, sin más testigos que los muebles. Pensé en encender la televisión, luego decidí que mejor terminaría de cenar sin tropiezos. -Así podré hacer algo de todo lo pendiente que tengo-. En general siempre digo lo mismo, a veces me quedo dormido frente a la computadora recostado en el sillón, en fin.

Duermo tarde, tengo esa costumbre desde hace tiempo. Cuando pequeño pensaba que dormir era para la gente grande, yo quería jugar hasta el cansancio y no ir a la escuela. Hoy que estoy algo grandecito veo que la mañita se me quedó, la de dormir tarde, excepto lo de jugar e ir a la escuela. Asistir a la escuela es, quizá, lo que me da sentido, lo que da sentido a mi vida. Cuando tenía veinte años trabajé de mesero en un bar. La costumbre de dormir tarde, aunado a esto, trabajar toda la noche, y estar alcohólico la mayoría del tiempo condiciona. Casi dos años de mi vida los dediqué a la vida nocturna, entre copa y copa, botella tras botella transcurrió mi existencia. Es por eso que a veces disfruto la soledad, me gusta extenderme en mí mismo.

Pasada la cena me refrendé un café cargado. Recogí los trastos, pasé al baño y enseguida subí a mi habitación; mi sub-mundo o espacio separado. Para mí una casa es como un miniuniverso, quizá sea influencia de mi madre, me parece que la forma en que esté organizada tu casa es la visión que tienes del universo. Es una mini concepción de cómo crees que está organizado el mundo. Cuartos por aquí, cuartos por allá, baños, escaleras, segundos pisos, jardín etc. Más cuando tú eres el que la planeas, es decir, cuando te sientes Dios. Obviamente por ser simples hombres esto es más complicado.

-Todo en orden, que bien-. Mi habitación, esto es, donde habito, es de alguna forma una guarida y una puerta a otro mundo. En ella yacen todas las cosas íntimas de mi vida. Al fondo mi miniestudio reposa tranquilamente esperando que alguien le de vida. Mis libros, la computadora, el sillón negro que larga por todos lados pedazos de tela.
-Cómo sacar del juego a lo cotidiano-me digo recostado en mi sillón-. Al momento resucito la computadora que se inflama de colores frente a mi rostro. Una crónica, tengo que escribir una crónica. -Me gusta escribir crónicas de viajes, eso me encanta-me digo en la mente-. –Pero ¿una crónica de algún suceso personal?, de algo más personal-. – ¡Cómo darle ojos al lenguaje! ¡Cómo acertar con la exacta desesperación del hombre!
-¿Es tan difícil escribir?-. -No; lo que duele es no tener qué decir-.
Este es, sin duda, uno de los problemas más viejos del hombre: qué escribir. Y es, sin duda, uno de los que más cansa. Me he preguntado lo que constantemente se preguntó Miguel Guardia: “…de qué sirve aumentar el cementerio de frases y lápidas oscuras si hoy día el hombre es incapaz de reconocer el nombre de sus muertos” porque se sabe que “…de ante mano todo esta perdido”. Incluso: “la dignidad de lo verdadero”. Si hay “…tantas cosas que decir, y tantas, que aunque fueran dichas, no serían recordadas”. Recuerdo que otra noche simplemente para escribir un poema tuve que pelear con el Tiempo. -¿Será que a veces se está tan acostumbrado a ver algo, que ese algo pierde sentido para uno?-. -¿Ese Logos se vuelve I-Logos, locura, desorden, caos, en suma, sin sentido?-.

-Pensar es ver con los ojos del espíritu- me dijo alguna vez un maestro-. He llegado hasta este teclado donde conecto mi espíritu con la letra, que se refleja a su vez en este espejo-monitor donde escribo e inscribo mi pensamiento. Tengo que escribir una crónica y no sé si logre mi cometido. El caso es que he escrito durante horas, he bebido demasiado café para aguantar mi batalla con el Tiempo. Tengo un problema con el Tiempo, lo acepto. Presente, pasado, futuro. ¡Bah! -Todos los tiempos son este presente- decía Paz-. –Pero cómo salir de lo cotidiano-. -La cotidianeidad de la vida circunscrita aun presente eterno ¿sin futuro? porque el hombre se ha estrellado en la pared-. -¿El hombre ha caído al abismo?-.
Creo que ahora dormiré, no sé si he cumplido mi cometido de escribir una crónica más personal, sin duda he relatado el viaje que diariamente hago de la escuela a mi casa. No sé qué hora es, y no me importa. Después de todo soy libre, soy un ojo de luz, una explosión de silencio: un enorme punto ardiente…


Marzo de 2007

jueves, 15 de noviembre de 2007

CRÓNICA de viaje a París



París: Crónica de un viaje anunciado
Por. Nancy Ortiz
Alumna de Sociología SEA UV







La llegada
A París llegué en autobús, un autobús más corriente que común, incomodo, sin baño y que hacía paradas innecesarias, es obvio suponer que es más barato que el tren y el avión. La ventaja de viajar por Europa es que en unas cuantas horas uno ya se encuentra en otro país, así que el martirio no dura mucho tiempo.
La terminal parisina es caótica y un poco sucia como casi todas las terminales de las grandes ciudades. Fue relativamente sencillo viajar en el metro parisino pese a no saber francés, el metro es bastante caro en comparación al que tenemos en el DF, así que uno no puede darse el lujo de andarse equivocando.
Lo más complicado del arribo era cargar la mochila de viajero, no la recomiendo para viajes largos, uno termina deseando que se la roben para no cargar más. Jure que la próxima vez que anduviera de mochilera lo haría con maleta de rueditas.
Me hospede en un modesto hotel frente a la estación del metro Pasteur, cerca de Montparnasse. Maurice (el recepcionista) ya tenía mi pequeño cuarto apartado, con vista al boulevard Pasteur, era cómodo y relativamente barato, era una ventaja poder contar con baño y agua propia. Según me han dicho eso es un lujo en París.


El sena
Lo primero divertido que hice fue caminar por la orilla del río sena. No se, tal vez iba un poco cansada pero el río Sena me pareció algo ordinario, sobre todo viviendo en Veracruz donde los ríos olorosos y revueltos abundan. Claro, no todos los ríos tienen el gusto de atravesar París, por ello el Sena parece ser mirado con otros ojos.
A las orillas del río hay muchos pequeños cafés, negocios de souvenir, librerías de viejo, boutiques, galerías, restaurantes y demás. A las orillas se juntan personas que hacen teatro callejero, o quieren vender algunas de sus obras de arte. El atardecer al rededor es bonito, sobre todo por el ambiente cosmopolita que se vive. Los turistas se encuentran, intercambian sonrisas y miradas como si compartieran el mismo pensamiento, seguramente sí ¡Estoy en París!
Los turistas se distinguen fácilmente por ser ellos los que no andan con prisas ni traen mala cara. Mucho se ha dicho sobre las actitud de los parisinos, que son hoscos, no les gusta perder el tiempo en cortesías, les choca que les hables en ingles y demás, todo parece cierto, sin embargo, también hay parisinos amables, coquetos y dispuestos a brindarte su ayuda si les hablas en español.
Por la noche la cosa se pone aun más bonita, París es más bella de noche. El Sena se llena de embarcaciones luminosas que ofrecen servicios de bar y restauran, el romanticismo deambula por el Sena. El romanticismo al alcance por unos cuantos euros.



La torre
La famosa torre Eiffel, ubicada en avenue Gustave Eiffel no es tan hermosa de día como de noche. Por la noche brinda un espectáculo de luces que dura 15 minutos cada hora ,es espectacular. Bajo la torre los jóvenes parisinos se juntan a convivir, sacan sus botellas de vino, quesos, cantan y demás, todo muy bohemio. Los estereotipos a la orden del día.
Tengo que confesar que antes de subir la torre no me pareció tan espectacular. Mientras hacía una fila que duró más de dos horas para poder subir hasta el top me preguntaba si la torre no formaba parte de una construcción social, un símbolo de glamour y romanticismo, fetichismo puro, pensaba que realmente había visto cosas mucho más bonitas y baratas que la torre, sin hacer tanta fila ni esperar tanto. Llegue a pensar que sólo quería subir para poder decir que estuve ahí, pero realmente no me parecía tan espectacular mientras esperaba, el color me decepcionó un poco, no sabía si ese era su color original o si estaba cubierta por polvo. Llegué a la conclusión de que si la torre hubiera sido colocada en otro país probablemente no hubiera tenido el mismo éxito. Pensé en todo ese valor agregado, todas las cuestiones simbólicas que representa y conforman nuestro sistema de creencias. Tuve el mal tino de expresar mis pensamiento con una persona que desde la infancia soñaba con subir a la torre y me mando por un tubo, me dijo que cómo podía pensar eso, que la torre era bonita, porque era bonita, y que le gustaba porque era bonita. Y que mis reflexiones las dejara para otro momento, para otro lugar donde no fuera tan caro estar. Para cuando estuviera con mis amigos raros que les gusta cuestionarse todo.
Vapuleada me puse a observar a la gente, mucho asiático, frente a mi estaba una familia conformada por un caucásico y una oriental, con 4 hijos: 1 varón, 2 jovencitas y una niña, las adolescentes eran una mezcla exótica entre un ingles y una vietnamita (sólo supuse las nacionalidades) las jóvenes parecían modelos de Bennetton, tan bellas que en cuanto podía trataba de mirarlas.
Nos anocheció haciendo fila para entrar y eso que en Verano oscurece después de las 9 de la noche. Finalmente entramos. Llegué el top y quise maldecirme por haber dicho que la torre me parecía fea. Tenía que penetrar la torre para convencerme de su belleza. París de noche visto desde la torre es espectacular, hubiera pasado ahí toda la noche de no ser porque mi tiempo estaba delimitado por el horario de la torre y del metro. Rápidamente bajamos como pudimos, en ascensor y por las escaleras para poder ver el espectáculo de luces que se da cada hora. Valió la pena el tiempo de espera, por fin veía la torre, tengo que confesarlo yo también soñaba desde niña que visitaba París, imaginario o no la torre por la noche es mágica, encanta y le prometes volverla a ver.


El Louvre
El museo es enorme y hermosa arquitectura, tal vez necesite de varias semanas para poder recorrerlo con detenimiento. A las afueras hay pedigüeños que cantan opera y tocan violín a cambio de algunas monedas, los estereotipos se confirman, todo lo parisino es chic.
El museo tiene obras bellísimas, por eso no entiendo la necedad de la gente de sólo querer ver la Gioconda, mejor dicho si lo entiendo, pero me molesta un poco. La Gioconda de Da Vinci no es ni por asomo la mejor obra de ese museo, ni la mejor ni la más espectacular, es una obra bastante pequeñita que casi nos la sabemos de pe a pa. En fin.
Cuando salí del Louvre, aun en el patio, saque una manta para manifestarme contra el fraude electoral que México acababa de pasar y los guardias de seguridad rápidamente corrieron a pedirme que guardara mi manta, sólo lo supongo pues no hablo ni jota de francés, así que camine unos cuantos metro y la volví a sacar pretextando que no había entendido nada. Se juntaron otros mexicanos y se tomaron una foto con la linda manta que hasta florecitas tenía, los guardias hicieron lo suyo y volvieron a pedirme esta vez en un tono más enérgico que guardara esa manta (lo volví a suponer) sólo atine a decir -¿No que estamos en un país donde los principales valores son la "libertad, igualdad y fraternidad"?- Los franceses no supieron que contestarme, bueno, tal vez ni siquiera supieron que les quise decir.


La despedida
Salí de París en la madrugada, huí antes del amanecer para que no viera mi partida, tomé un mercedes que se decía taxi, paseamos un poco por Des Champs Elysees, algunos aun no se iban a dormir.
Llegamos al lugar donde nos recogería el autobús que nos llevaría al aeropuerto. Llegamos al aeropuerto ya por la mañana. Me subí a un avión más corriente que ordinario, donde a empujones hay que hacerse de un lugar, morder al de al lado para que te ceda el asiento que quieres. Como supondrán el avión era más barato que el tren. En fín. Me subí con un grupo de francófonos y me baje con el mismo grupo pero parlando italiano. En el aire se insertaron un chip para rápidamente cambiar de lengua. Me Impresiona la manera que tienen los europeos de comunicarse en varios idiomas, una conversación la pueden seguir hasta en 5 idiomas. Es como estar en la Torre de Babel. En el fondo no envidio mucho esa cualidad, siento que no podría desarrollar mucho el pensamiento con tantos cambios de códigos.
París quedo atrás. Vi  y disfruté más cosas, los edificios, los pastelitos franceses, las baguetes, la gentileza de los parisinos, las fuentes, las catedrales, la arquitectura, las esculturas, el ambiente, las librerías de viejo, las tiendas de discos, las boutiques, los centros comerciales, las botellitas de agua evian por 2.5 euros, el Internet por 5 euros la hora, la comida árabe, china, etc.
Hay muchas cosas en París, se necesitan varios días  para poder disfrutarla completamente. La ciudad sin duda es muy preciosa, sin embargo creo haber estado en otras ciudades igual o más bellas. Claro, con estilos y personalidades diferentes.


fotos: Nancy Ortiz

lunes, 12 de noviembre de 2007

ENSAYO sobre Edgar Morin


UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

“EDGAR MORIN Y EL PENSAMIENTO COMPLEJO.”

AUTOR: MARCO ANTONIO ARAUZ SOBERANES

EDGAR MORIN

La vida de Edgar Morin es, sin duda una aventura intelectual. Extraña asociación la de estos dos términos. Lo intelectual evoca a la razón, al orden, a lo científico y a lo bien estructurado, a lo sesudo y alejado del riesgo. Aventura en cambio, es el nombre de la pasión de libre juego resistiendo la asfixia impuesta por las reglas, de lo impulsivo y espontáneo, de lo impredecible; la síntesis fértil, tensa pero creativa de esos términos es no solamente un hilo conductor de la ya monumental obra teórica de Edgar Morín, si no también una cualidad de su trayectoria personal. Su obra debe, en consecuencia ser entendida no solo en términos de su contenido sino del proceso productor. Es sobre ese proceso que Morin ha meditado muchas veces en un intento de adivinar la forma oculta de su búsqueda, una búsqueda que, como todos los destinos humanos, como lo pensaba José Luis Borges, es una configuración única diseñada tal vez por los pasos que cada uno de nosotros urde en un laberinto incalculable y condensable en una cifra secreta, un Aleph al que a veces creemos vislumbrar ( como Einstein pensaba que pasaba, ocasionalmente, con el sentido de lo humano) pero nunca logramos capturar plenamente.

En Morin su producción teórica no es un intento de ser un logro acabado, si no mas bien un proceso que, en su devenir mismo, marca un rumbo cognitivo en el que somos invitados a participar. Recorramos algunos aspectos, de esa, su aventura intelectual.

Morin nace en Paris en 1921. su educación formal lo lleva a licenciarse en historia y derecho, pero sus estudios universitarios se interrumpen en 1942 cuando se une a la resistencia, tras la invasión de los nazis en Francia. Su estilo de resistencia no lo abandonara en el resto de su vida, expresándose tanto en su tendencia a no dejarse abarcar por discursos totalisantes, como en sus enfrentamientos con los establishments de disciplinas diversas que lo han visto siempre como un ajeno, como un extraño, al no poder aceptar su estilo trasgresor de fronteras disciplinarias, de libre disposición de conceptos para ser usados en contextos diferentes, de rigor acompañado como quería Gregory Bateson, por una imaginación al servicio de su praxis cotidiana de complejización de los discursos teóricos y las practicas en el campo de las ciencias sociales.

Al terminar la guerra se une al ejercito estacionado en la Alemania derrotada y testigo de la hecatombe de ese imperio que había pretendido persistir por mil años, escribe su primer libro editado en 1946 como “L An Zero de l´allemagne “. Casi cuarenta años después, es interesante volver a ese texto primero, en el cual la atención no se centra en lo que tanto los medios como la intelectualidad de la época consideran central, si no en aspectos mas marginales para el interés de l momento, como ser el futuro de esa tierra demonizada que seguía siendo parte de Europa, sin embargo, la influencia de la catástrofe a múltiples niveles en la cultura europea y mundial, el mapa mental que para alemanes y europeos iba a señalar la evolución de las identidades nacionales. Al enfocar estos temas Morin muestra ya una inusual capacidad para ver a los procesos sociales en movimiento, para iluminar generalmente aspectos soslayados, cuestionar presuposiciones dadas por evidentes y entroncar sus observaciones con procesos pasados y aperturas hacia el futuro, incluyendo siempre las preocupaciones éticas como centrales para observación de procesos sociales, entendiendo que la ética también evoluciona en si misma como un proceso social.

Comienza luego su interés sobre el tema de la muerte desde una perspectiva múltiple, que van de lo biológico a lo mitológico. La experiencia de la guerra, la resistencia y las imágenes del hundimiento alemán juegan, quizás un papel en ese interés. En este, tal vez, el primer ejercicio de articulación de nociones provenientes de disciplinas diversas para abordar un tema que le permite establecer puentes entre lo humano a nivel biofísico con los niveles antropo-sociales y psico-mitologicos. Lo social se abre, por una parte, al cuerpo en su materialidad física y por la otra, a lo imaginario en sus experiencias individuales (psicológicas en sentido tradicional) y sociales (mitológicas). En 1951 se publica el hombre y la muerte, producto de esas meditaciones tempranas.

Es también en ese año 1951 que Morin entra en el Centre National de la Recherche Scientifique como investigador. Los cinco años siguientes los pasa estudiando lo que denominara “el hombre imaginario”. La relación difícil de abarcar en términos tradicionales entre lo imaginario y lo real, que ya fuera centro de su interés , en su estudio de la muerte, continua ahora siendo explorada en su aproximación en el mundo del cine. También aquí rompe las barreras que lo obligan a utilizar solo discurso provenientes del mundo de las artes y se interesa por el cine desde una perspectiva múltiple no solo social y antropológica, si no también mitológica ( el cine aparece aquí como una oportunidad para estudiar lo mítico en su hacer, como mitopoyesis, y no solo como producto terminado, aparentemente intemporal) y económico-cultural ( como producto de consumo de una sociedad de masas) el cine y el hombre imaginario, lleva ya por su titulo ensayo de antrologia, publicado en 1956, mostrando una conciencia temprana de que su indagación supera ya las fronteras tradicionales que debieran restringir su pertinencia en su intención aun a-metódica a ciertas tradiciones intelectuales y culturales. La problemática abierta por esta intención innovadora le plantea ciertas dificultades metodologícas y lo comienza a lanzar en la dirección de una búsqueda mucho mas exhaustiva.

De su interés por el cine es también producto de su obra “ las stars” publicada en 1957, es en ese mismo año que Morin funda la revista “ Arguments”, donde esa discusión mas amplia, comienza a tomar lugar, a través de artículos que muestran un hilo conductor en su íconoplastia, producto en buena parte del desencanto por los discursos hegemónicos, heredera del proceso que le lleva a romper con el Marxismo, un proceso parcialmente desencadenado por la reflexión, pero también por sus choques con una izquierda dogmática, a la que no vacila en calificar de estalinista, en los medios intelectuales franceses. Su libro autocrítica, publicado en 1959, este testimonio del doloroso proceso personal de ruptura con el Marxismo, así como de meditaciones fecundas sobre el totalitarismo y nuevamente la estrechez de los discursos totalizadores. Un cuidado especial por resistir los cantos de sirenas de múltiples revoluciones intelectuales y científicas, que nunca lo encuentran como un seguidor ciego, sino como un entusiasta critico, va a ser la herencia perdurable de ese proceso”L Esprit du temps”, publicado en 1962 es quizá la ultima obra de su periodo temprano, donde todos sus intereses mayores se delinean, sin terminar de organizarse, en torno a la intención de articular lo físico con lo biológico y ambos con lo antropológico, psicológico y mitológico. Una particular capacidad para entender las condiciones de producción de los discursos sociales como emergentes de cruces de cambio y fertilizaciones mutuas, entre discursos de disciplinas diversas recorren ya sus trabajos tempranos.

En 1962 y 1963 durante un periodo de enfermedad Morin escribe “Le vif du sujet” (publicado en 1969), una continuación ahora mas conciente de sí de su intento de articular las ciencias del hombre y las de la naturaleza, a sabiendas de que su empresa tomaba proporciones mayores a las que sus indagaciones tempranas hubieran podido hacer pensar, aunque llevaban ya en esa dirección. La necesidad de no salirse del ámbito científico pero también de incluir una visión critica y autocrítica del mismo, se hace ya manifiesta y aparece mas explícitamente en “introduction a une politique de l´ homme”, parte del manuscrito de los años de enfermedad publicada en 1965.

Un trabajo de campo, en este caso presentado como una investigación multidisciplinar, aparece en 1967, con el titulo de “Commune en France: la métamorphose de Plodement” . ese es otro paso en su tejido permanente de una antropo-bio-cosmología, una transdiciplina en la que lo cultural son los sucesos que se dan entre seres biológicos, que son seres físicos, lo cual en lugar de llevarlo por el camino del reduccionismo, lo lanza por un camino inexplorado de articulación en lo cual, lo físico y lo biológico se complejizan y complejizan, a su vez, a lo cultural. Esta alternancia de Morin entre trabajos de campo e indagaciones a un nivel mas abstracto, desde una meta-perspectiva, así como una tendencia a dejarse llevar por grandes acontecimientos tanto sociales como personales, en una deriva fértil que estimula su vocación teórica y lo lleva a macro-conceptualizaciones, con consecuencias múltiples en campos del saber, que han sido una característica persistente en su recorrido intelectual. Es también en este aspecto que su producción teórica, ha tomado ese carácter de aventura al que hice referencia anteriormente. Un estilo que une lo literario al discurso tradicionalmente considerado más científico (objetivista) es expresión de esa unión fecunda de lo personal y lo social, de lo aleatorio, con lo racional y lo reflexivo, con el intento de ordenar y estructurar; para cuestionar nuevamente en un proceso sin fin.

Mayo de 1968, fue el acontecimiento social alrededor del cual, plasmo una nueva etapa reflexiva que lanzo finalmente a Morin en la búsqueda de un “Método” no cartesiano para el estudio de lo complejo. Señalan este tramo de su recorrido la publicación de “Mai 68: la breche”, en 1968 y de “la rumeur d´orleans”en 1969, donde aspectos del “Método” en cuya búsqueda esta embarcado son ya instrumentados, aunque no definidos a un nivel teórico, hay ahí una lección que el lector de la obra de Morin no deberá olvidar: su trabajo debe, en verdad, ser tomado mas como un método que el lector es invitado a utilizar en su campo especifico de practicas, que como un grupo de formulaciones abstractas a las que hubiera que discutir de un modo meramente lógico, como si hicieran referencia a entes cerrados, terminados, bien definidos, a descubrir y describir. Lo que ha sido señalado como variedades e incluso incoherencias, desde una perspectiva meramente lógica, es solo un obstáculo cuando la lectura de su obra es tomada como un ejercicio, en búsqueda de una ontología, más que como una invitación a utilizar un método epistemológico que ha de demostrar su fertilidad en la practica. El lector no encontrara a veces los eslabones intermedios que le permitieran ir desde las formulaciones, a veces abstractas de Edgar Morin, a su practica cotidiana. Le cabra cada cual, desde el campo cotidiano de su que hacer, encontrar el modo de hacer jugar el pensamiento complejo, para edificar una practica compleja, más que para atarse a enunciados generales sobre la complejidad. El desafió de la complejidad es el de pensar complejamente, como metodología de acción cotidiana, cual es quiera, que sea el campo en el que desempeñemos nuestro quehacer.

Vienen luego años de estudio, durante los cuales Morin entra en contacto con pensadores de disciplinas y teorías diversas quienes, en sus propios recorridos, habían tenido algunos intereses relacionados con los de Morin, o habían desarrollado nociones que el encuentra útiles para su búsqueda. Entre 1968 y 1975, Jaques Robin lo invita a participar en su grupo de los diez, un encuentro de vocación multidisciplinaria, en búsqueda de lenguajes novedosos que permitan trascender el saber asfixiado en compartimentos estancos. A través de Jaques Monod llega al “Salk Institute for Biological Studies” donde, en 1969 y 1970, se interioriza de los nuevos horizontes en el campo de la biología moleculelar, la genética, la etología, y otros desarrollos en ciencias naturales, nutriéndose, así de elementos que pasaran a integrar, más solidamente, una concepción “viva” de lo cultural que al mismo tiempo, complejisa su visión de lo biológico. Allí también se acerca mas a la obra de Gregory Batcson, quien había estado empeñado en introducir la teoría de sistemas y la cibernética (disciplinas a las que Morin ya se había acercado a través de Jaques Sauvan y Jenry Laborit) en lo campo de lo social. Estas disciplinas compartían la vocación transdiciplinar (un termino acunado por el) de Morin, en especial la cibernética, había generado un lenguaje que le permitía circular con soltura por los mundos físico, biológico y cultural, mediante una redefinición compleja de la noción de “información“. El contacto con los ecologistas californianos fertiliza su visión ética de lo bio-físico. Toda la experiencia estadounidense esta reflejada en “diario de California”, publicado en 1970.

Alrededor de 1971, entra en contacto con múltiples pensadores cuyas conceptualizaciones incorpora, de un modo siempre critico. Entre ellos Henry Atlan, Heinz Von Foerster y Gottard Gunhther, quienes habían trabajado sobre la noción de “auto-organización” , una noción que Morin encuentra fecunda para su articulación de lo físico , lo biológico y lo cultural. El contacto con la obra filosófica de Costoriadis y Serres, y la obra epistemológica de Popper y Kuhn, Lakatos y Feyerabend, estimula también su pensamiento en relación con el rol de la ciencia en esa aventura transdisciplinar cuyo método Morin esta dedicado a bosquejar.

Es durante esos años que Morin participa también de regreso en Francia de la Fundación “Centre International d´Etudes Bioanthropologiques” espacio tiempo d´Antropologie Fondamentale (CIEBAF) que, 1974 se transformara en el Centre Royaumont pour une Science de l´homme. Buena parte de todos aquellos con quienes entrara en contacto en los años anteriores y participan en el coloquio sobre L´unite de L´homme , del cual surge un texto publicado en 1974.

A partir de 1973 Edgar Morin empieza comienza la etapa de plasmación de “El Método”, una obra en proceso durante los últimos veinte años, de la cual se han publicado cuatro tomos: “ La naturaleza de la naturaleza” (1977), “ La vida de la vida” (1980), El conocimiento del conocimiento” (1986) y “Les idees” ( 1991) . El Método, lejos de ser una obra acabada, es un proceso en búsqueda de estrategias viables para un pensar complejo físico-bioantropologico desde una perspectiva científico-filosófico-literaria, que permita una praxis ética en el campo tanto del conocimiento académico como de la praxis social.

Tal es la polémica generada por sus escritos que, repetidamente Morin ha publicado textos que pueden ser considerados meta-textos que intentan clarificar, contextualizar el sentido de su trabajo. Entre ellos destacan a “Avec Edgar Morin”, “a propos de la méthode et conscience de la complexité”, de 1984, “Arguments autour d´une méthodé, de 1990.

En 1973 apareció el paradigma perdido: “ensayo de Bioantropologia”, donde estudia los albores de la humanización, no solo como proceso histórico sino como proceso en curso, inacabado. En 1975 publica el segundo tomo de “L´Esprit du temps”como mostrando una vez mas, como viejos temas anunciaban lo por venir, pero son, al mismo tiempo transformados a la luz de lo posterior en un proceso que ejemplifica su propia visión de los procesos naturales, es decir, fisico-bio-culturales. En 1980 aparece (para salir del siglo XX), un ensayo de política entendido como una actividad epistemológica en el doble sentido de la actividad humana diseñad acorde a nuestro entendimiento, acerca de lo que significa conocer al mundo, pero también de conocimiento del mundo como una actividad política. En 1983 aparece “de la nature de l´URSS”, en 1984 “ Sociologie” y “Le rose et le noir”, en 1987 “Pensar Europa”, en 1989 “Vidal et les Siens” (una interesante evocación de su padre y sus orígenes judeo-sefaradies utilizando una vez mas su experiencia personal para continuar su recorrido intelectual de un modo personal, literario, encarnado). En 1993, finalmente aparece “Tierra Patria”, un estudio macrocultural sobre la planetarización de la experiencia humana a la luz retrospectiva del fin de la guerra fría.

El presente texto es una compilación de ensayos y presentaciones realizadas en 1976 y 1988, los años durante los cuales su método comienza a cobrar forma como estructura articulada de los conceptos. Es una introducción ideal a la obra de este hombre cuya desmesurada curiosidad intelectual y pasión ética evoca aquel apelativo de genio.

El dialogo estimulador del pensamiento que Morin propone a todos los que, ya sea desde la cátedra o los ámbitos más diversos de la practica social, desde las ciencias duras o blandas, desde el campo de la literatura o la religión, se interesa en desarrollar un modo complejo de pensar la experiencia humana, recuperando el asombro ante el milagro doble del conocimiento y del misterio, que asoma detrás de toda filosofía, de toda ciencia, de toda religión, y que a una a la empresa humana en su aventura abierta hacia el descubrimiento de nosotros mismos, nuestros limites y nuestras posibilidades.

Vivimos un momento en el que cada vez más y hasta cierto punto, gracias a estudiosos como Edgar Morin, entedendemos que el estudio de cualquier aspecto dela experiencia humana ha de ser, por necesidad, multifacético. En que vemos cada vez más que la mente humana, si bien no existe sin cerebro, tampoco existe sin tradiciones familiares, sociales, genéricas, étnicas, raciales, que sólo hay mentes encarnadas en cuerpos y culturas, y que el mundo físico es siempre el mundo entendido por seres biológicos y culturales. al mismo tiempo, cuando mas entendemos todo ello, más se nos propone reducir nuestra experiencia a sectores limitados del saber y mas sucumbidos a la tentación del pensamiento reduccionista, cuando no a una seudo complejidad de los discursos entendida como neutralidad ética. Al final de las “Crónicas Marcianas”, Ray Bradbury nos muestra a la única familia sobreviviente de terráqueos, llendo, finalmente, en búsqueda de esos marcianos que los niños hacia tiempo añoraban ver. Atrás habían quedado vicisitudes y catástrofes que habían terminado con el planeta tierra, con los humanos y aunque los niños no lo saben también con los marcianos. Es la escena final la familia, tomada de sus manos, se asoma hacia u desfiladero y el padre anuncia el tan esperado momento, allí están los marcianos: el agua de un canal refleja la imagen de ellos mismos, papá, mamá y los niños, tomados de sus manos. Eso es todo lo que tienen para enfrentar el futuro. Edgar Morin nos invita a una excursión semejante. Cuando nos asomamos a entender el mundo físico, biológico, cultural en el que nos encontramos, es a nosotros mismos a quienes descubrimos y es con nosotros mismos con quienes contamos. El mundo se vera en una dirección ética, solo si queremos ir en esa dirección. Es nuestra responsabilidad y nuestro destino el que esta en juego. El pensamiento complejo es una aventura, pero también es un desafió.

EL PENSAMIENTO COMPLEJO

Hasta mediados del siglo XX la mayoría de las ciencias sociales tenia como modo de conocimiento la especialización y la abstracción, es decir, la reducción del conocimiento de un todo al reconocimiento de las partes que la componen (como si la organización de un todo no produjera cualidades nuevas en realidad con las partes consideradas por separado). Su concepto clave era el determinismo, o sea, la ocultación de la alteridad, la novedad, y la aplicación de la lógica mecánica de la maquina artificial a los problemas del mundo viviente y de la sociedad.

El conocimiento debe, por cierto, utilizar la abstracción, pero tiene también que procurar construirse en relación con el contexto y, por consiguiente movilizar todo lo que el individuo sabe del mundo. La comprensión de datos particulares solo puede ser pertinente para aquellos que ejercitan y cultivan su inteligencia general y movilizan sus conocimientos de conjunto en cada caso particular Marcel Mauss decía: “hay que recomponer el todo”. Es imposible, desde luego, conocer todo acerca del mundo y de sus múltiples transformaciones. Pero por difícil que resulte, hay que intentar conocer los problemas clave del mundo so pena de imbecilidad cognoscitiva. Y ello es tanto mas imperioso cuanto que hoy día el contexto de cualquier conocimiento político, económico, antropológico, ecológico, es el mundo mismo. La era planetaria exige situar todo en ese contexto planetario. El conocimiento del mundo como tal se ha convertido en una necesidad a la vez intelectual y vital. Es un problema que se plantea a todo ciudadano: como tener acceso a las informaciones sobre el mundo y adquirir la posibilidad de articularlas y organizarlas. Para tener esa posibilidad hace falta una reforma de pensamiento.

Es indispensable, por una parte, complementar el pensamiento que aísla con un pensamiento que une. Complexus significa “que está tejido junto”. El pensamiento complejo es un pensamiento que trata a la vez de vincular y de distinguir , pero sin desunir. Por una parte, hay que tratar la incertidumbre. El dogma de un determinismo universal se ha derrumbado. El universo no está sometido a la soberanía absoluta del orden, sino que es el campo de acción de una relación dialógica (relación a la vez antagónica, competitiva y complementaria) entre el orden, el desorden y la organización.

Así, el objetivo de la complejidad es, por una parte, unir (contextualizar y Globalizar) y por otra, recoger el reto de la incertidumbre. ¿De que manera?

LAS TRES TEORIAS

Las “tres teorías” -de la información, la cibernética y los sistemas- nos ofrecen una primera vía de acceso. Esas tres teorías, emparentadas e inseparables, aparecieron a comienzos de los años cuarenta y se han fecundado unas con otras.

La teoría de la información permite entrar en un universo donde a la vez hay orden (redundancia) y desorden (ruido) – y de extraer algo nuevo, es decir la información misma, que pasa a ser entonces organizadora (programadora) de una maquina cibernética. La información que indica , por ejemplo, quien ha sido el vencedor de una batalla, disipa una incertidumbre; la que anuncia una muerte súbita de un tirano aporta lo inesperado y al mismo tiempo, la novedad.

La cibernética es una teoría de las máquinas autónomas. La idea de retroacción, que introduce Norbert Weiner, rompe con el principio de causalidad lineal al introducir la de curva causal. La causa actúa sobre el efecto y viceversa, al igual que en un sistema de calefacción en que el termostato regula el funcionamiento de la caldera. Ese mecanismo llamado de “regulación” permite la autonomía de un sistema, en el ejemplo mencionado la autonomía térmica de una vivienda con respecto a la temperatura exterior. La curva de retroacción llamada feed-back) desempeña el papel de mecanismo amplificador, por ejemplo, en la exacerbación de un conflicto armado. La violencia de un protagonista provoca una reacción violenta que, a su vez, suscita una reacción mas violenta aun. Este tipo de retroacciones, inflacionistas o estabilizadoras, abundan en los fenómenos económico, políticos y psicológicos.

La teoría de los sistemas hecha las bases de un pensamiento de la organización. La primera lección sistemática es que “el todo es más que la suma de sus partes”. Ello significa que existen cualidades emergentes, es decir que nacen de la organización de un todo, y que pueden retroactuar sobre las partes. Así el agua tiene cualidades emergentes en relación con el hidrógeno y el oxigeno que la constituyen. Por otra parte, el todo es menos que la suma de las partes, pues las partes pueden tener cualidades que están inhibidas por la organización del conjunto.

LA AUTOORGANIZACIÓN

A estas tres teorías, hay que agregar el desarrollo conceptual aporto por la idea de autoorganización. Aquí deben mencionarse cuatro nombres: Von Neumann, Von Foerster, Atlan y Prigogine.

En su teoría de los autómatas autoorganizadores, Von Neumann se interrogó sobre la diferencia entre las máquinas artificiales y las “máquinas vivientes”. Señalo esta paradoja: los elementos de las máquinas artificiales, perfectamente fabricados y bien terminados, se degradan en cuanto la maquina comienza a funcionar. En cambio, las máquinas vivientes, compuestas por elementos poco fiables, como las proteínas que se degradan sin cesar, poseen la extraña propiedad de desarrollarse y reproducirse, de auto generarse reemplazando precisamente las moléculas degradadas por moléculas nuevas y las células muertas por células vivas. La máquina artificial no puede repararse a si misma; la máquina viviente, en cambio, se regenera constantemente a partir de la muerte de sus células según la fórmula de Heráclito “vivir de muerte, morir de vida”.

La contribución de Von Foerster reside en su descubrimiento del principio de “el orden a partir del ruido” (“order from noise”). Si se agita una caja que contiene cubos con dos caras imantadas dispuestos en desorden, se observa que estos cubos van a constituir espontáneamente un conjunto coherente. Así, habrá bastado un principio de orden la imantación y una energía desordenada para constituir una organización ordenada. Se asiste así a la creación de un orden a partir del desorden.

Atlan, por su parte, ha concebido la teoría del “azar organizador” se observa una relación dialéctica (orden /desorden /organización) en el nacimiento del universo apartir de una agitación calorífica (desorden) en la que, en ciertas condiciones (encuentros por casualidad), principios de orden van a permitir la formación de núcleos, átomos, galaxias t estrellas. Se observa también esta relación dialógica en la aparición de la vida, por los encuentros entre macromoléculas dentro de una especie de curva auto productora que terminara por convertirse en autoorganización viviente. Bajo formas muy diversas y por conducto de innumerables interretroacciones, la relación dialógica entre el orden, el desorden y la organización se encuentra constantemente presente en los mundos físico, biológico y humano.

Prigogine ha introducido también esa idea de organización a partir del desorden, pero de otra forma. En el ejemplo de los torbellinos de Bernard se ve como, a partir de un determinado umbral de agitación y por debajo del umbral, se constituyen y se automaticen estructuras coherentes. Esas organizaciones necesitan ser alimentadas con energía, o sea necesitan consumir, “disipar” energía para mantenerse. Es el caso de ser viviente, este es bastante autónomo para extraer energía de su entorno, e incluso para extraer informaciones e incorporar su organización. Es lo que yo he llamado la autoecoorganización.

El pensamiento de la complejidad se presenta pues como un edificio de varios pisos. La base, formada a partir de tres teorías (información / cibernética y sistema), comporta los instrumentos necesarios para una teoría de la organización. Viene luego un segundo piso con las ideas de Von Neumann, Von Foerster, Atlan y Prigogine sobre la autoorganización. He querido aportar a este edificio elementos suplementarios. En particular, tres principios que son el principio dialógico, el principio de recursión y el principio hologramático.

LOS TRES PRINCIPIOS

El principio dialógico vincula dos principios o nociones antagónicas, que deberían repelerse, pero que son indisociables e indispensables para comprender una misma realidad. El fisico Niels Bohr ha reconocido la necesidad de considerar las partículas físicas a la vez como corpúsculos y como ondas. Pascal afirmó: “Lo contrario de una verdad no es el error, sino una verdad contraria”. Bohr traduce este pensamiento a su manera: “lo contrario de una verdad trivial es un error estúpido, pero lo contrario de una verdad profunda es siempre otra verdad profunda”. El problema consiste en unir nociones antagónicas para concebir los procesos organizadores y creadores en el mundo complejo de la vida y de la historia humana.

El principio de recursion organizativa va más allá del principio de retroacción (feed-back); supera la noción de regulación con la noción de de producción y autoorganización. Es una curva generadora en la cual los productos y los efectos son ellos mismos productores y causantes de lo que produce. Así, nosotros como individuos somos resultado de un sistema de reproducción que se remonta al origen de los tiempos, pero ese sistema soló puede reproducirse si nosotros mismos nos transformamos en productores apareándonos. Los individuos humanos producen la sociedad en y por sus interacciones, pero la sociedad, como totalidad resultante, produce la humanidad de esos individuos al brindarles el lenguaje y la cultura.

Por ultimo, el tercer principio hologramático pone de manifiesto la aparente paradoja de ciertos sistemas donde no sólo la parte está en el todo, sino que el todo está en la parte: la totalidad del patrimonio genético esta presente en cada célula individual, al igual que el individuo es una parte de la sociedad, pero la sociedad está presente en cada individuo como un todo, a través de su lengua, su cultura y sus normas.

CONCLUSIÓN


Podemos comprobar, pues, que el pensamiento de la complejidad no es en modo alguno un pensamiento que expulsa la certidumbre para remplazarla por la incertidumbre, que expulsa la separación para incluir la inseparabilidad, que expulsa la lógica para permitirse todas las transgresiones. El planteamiento consiste, por el contrario, en efectuar un ir y venir incesantemente entre certidumbre e incertidumbres, entre lo elemental y lo general, entre lo separable y lo inseparable. No se trata de abandonar los principios de la ciencia clásica (orden, separabilidad y lógica) sino de integrarlos en un esquema que es a la vez más vasto y más rico, tampoco se pretende oponer el holismo global y vació a un reduccionismo sistemático. Se trata, en cambio, de vincular lo concreto de las partes a la totalidad. Hay que articular los principios de orden y desorden, de separación y de unión, de autonomía y de dependencia, que son a la vez complementarios, competidores y antagónicos, en el seno del universo.


Para resumir, el pensamiento complejo no es lo opuesto al pensamiento simplificante, sino que lo integra; como diría Hegel, opera la unión de la simplicidad y la complejidad, e incluso, hace aparecer finalmente su propia simplicidad. En efecto, el paradigma de complejidad puede enunciarse tan sencillamente como el de la simplicidad: mientras este ultimo impone separar y reducir, el paradigma de complejidad preconiza reunir, sin dejar distinguir.


El pensamiento complejo es, esencialmente, el pensamiento que integra la incertidumbre y es capaz de concebir la organización. Que es capaz de reunir, contextualizar, globalizar, pero reconociéndolo singular y lo concreto.

BIBLIOGRAFÍA


La Méthode

*El Método I; La naturalezade la naturaleza, Seuil, Paris,1977. Trad. Ana Sánchez, Cátedra Madrid, 1981.

*El Método II, la vida de la vida, Seuil, Paris, 1980. Trad. Ana Sánchez, Cátedra, Madrid, 1983.

*El Método III, El Conocimiento del Conocimiento, Seuil, Paris, 1986, Trad. Ana Sánchez, Cátedra, Madrid, 1988.


*El Método IV, Las ideas, Seuil, Paris, 1991, Trad. Ana Sánchez, Cátedra, 1992


Complexus

*Sociología, Fayard, 1984, trad. Jaime Tortella Caseres, Tecnos , Madrid, 1995.


*
Introducción al pensamiento Complejo, ESF, Paris, 1990, Trad. Marcelo Pakman, Gedisa, Darcelona, 1994.